Desde hace años el Organismo Judicial, ha sido atrapado por grupos corruptos, no ha cumplido con lo que dice la Constitución y su ley orgánica. Los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, tienen un mes de haber sido juramentados y tomado posesión y están divididos en dos grupos, que no logran armonizar para designar al presidente del Organismo, que también lo es del máximo tribunal, violando lo que indica el artículo 214 de la Carta magna, que regula cómo está integrada, organizada en las cámaras que la misma Corte determina; que el presidente del Organismo también lo es de la Corte.
Una acción de amparo que presentó un diputado a la Corte de Constitucionalidad, el máximo órgano Constitucional, ordenó que los magistrados del alto tribunal deberían reunirse en plenos extraordinarios hasta designar al nuevo presidente, pero los días han transcurrido y no logran armonizar y romper el hielo y elegir al presidente. Luchan por ser elegidos Carlos Rodimiro Lucero Paz, Presidente interino que ha obtenido 5 votos y el magistrado Carlos Ramiro Contreras Valenzuela con 8 votos.
El problema de fondo de este estira y encoge en el Organismo Judicial, es la presidencia, que tiene como potestad controlar el aspecto económico y político durante el año de su función y es, este el problema de fondo que el resto de magistrados cuestionan, cada uno quiere tener una cuota de poder político y designar en los puestos claves en los tribunales a sus allegados para cumplir con los comisionados, diputados y sectores que fueron pieza clave para seleccionarlos y nombrarlos.
Hay un desacato de los magistrados del máximo tribunal, que no cumplen con la sentencia de la CC. El amparista ha pedido que se ejecute dicha resolución y se accione contra los magistrados que tienen entrampada la elección del presidente. La Constitución regula que, los tribunales de justicia, están desligados de entes estatales y administrar justicia pronta y cumplida. Pero desafortunadamente para los togados es letra muerta, porque aceptan acciones abiertamente ilegales del Ministerio Público y no guardan la distancia que por ley todo magistrado y juez deben tener. Esa situación tiene de rodillas al pueblo, que exige que los altos funcionarios judiciales, cumplan con lo que norma la carta magna, actúen con pleno derecho y consciencia. Y con el juramento constitucional.
El empantamiento de los magistrados del alto tribunal de justicia, es un pésimo mensaje para todo el organismo judicial, tener como norma, resolver cuando antes la mora judicial, que por años ha sido una de las grandes falencias que tienen los tribunales y hay miles de privados de libertad que aún permanecen en detenidos, a pesar de que ya cumplieron condena. Pero esa mora no solo es en el aspecto penal, sino en las otras ramas.
Lo aconsejable sería que los que se disputan la presidencia de ese alto organismo, cedan la plaza a otros colegas y así, desentrampar ese evento. Es, un pésimo mensaje al pueblo y a la comunidad internacional, deben dejar, por un lado, sus intereses políticos y económicos, lo hagan en bien de Guatemala, que necesita una pronta y cumplida administración de justicia.
La CC. ha dado un plazo de 5 días a los magistrados de la CSJ. para elegir al presidente de esa entidad, bajo apercibimiento de no hacerlo, ha lugar a pedir su destitución, deduciéndoles las responsabilidades que regula la ley de amparo y exhibición personal, poniendo contra las cuerdas a los funcionarios de ese alto organismo, que por varios días se han enfrascado en la elección de su presidente, una situación que ha puesto en peligro la imparcialidad de una entidad que por su naturaleza, debe dar certeza, credibilidad y dejar por un lado los intereses políticos y las promesas que han hecho a los que fueron pieza vital, para seleccionarlos y elegirlos.