Walter Juárez Estrada

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Los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Salas de Apelaciones y otros tribunales colegiados, deben dar nueva imagen y estudiar a fondo rotaciones en los tribunales de primera instancia, especialmente del ramo penal. Es imperativo que los nuevos funcionarios del Organismo Judicial, tengan claro lo que dice la Constitución, eviten presiones y recomendaciones para administrar justicia, tener presente sus méritos personales, de honradez, decencia, capacidad y cumplir fielmente con lo que regula la Constitución Política de la República y la Ley Orgánica de ese Organismo.

Si bien es cierto que los magistrados de las Salas de Apelaciones son nombrados por el Congreso, compete por ley, al pleno del alto tribunal, asignarles su ubicación, en la capital y en el interior de la república. Es aconsejable sin menoscabar el tiempo de servicio, hacer una rotación de los jueces de primera instancia de todos los ramos, especialmente de aquellos juzgadores, que se han prestado ilegalmente para criminalizar y judicializar los procesos electorales, situación que con exclusividad es competencia del órgano que regula la ley, el Tribunal Supremo Electoral y otros casos de alto impacto.

Si bien es cierto que no se duda de la capacidad de esos juzgadores, su actuación se deja en un plano político, al aceptar denuncias espurias del Ministerio Público y de algunos grupos que son subvencionados. Casos como esos hay varios en los tribunales y son del dominio público.

Por supuesto que esos cambios o rotaciones si se les quiere llamar así, no van en perjuicio de sus derechos laborales o humanos, pero se considera saludable y recomendable para evitar futuros problemas con las nuevas autoridades judiciales.

Debemos saber también que esos jueces penales han sido señalados por entidades nacionales e internacionales de acciones fuera de la ley y tienen tacha para visitar esos países, sus acciones que no encajan en la administración de justicia, son de índole política.

Llegó el momento en que los ahora magistrados del máximo tribunal de Justicia, cumplan con los mandatos del pueblo, que indica la Constitución, rechazando las acciones espurias y políticas y no se dejen manipular por los grupos que tuvieron incidencia en su selección y elección, no queremos jueces corruptos, sino verdaderos patriotas, para que Guatemala, sea efectivamente el país de paz, concordia, progreso y no olvidar que organismos internacionales jugaron un rol importante en el proceso para su elección.

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