Si bien se dice que no hay que hacer leña del árbol caído; callar, seriamos cómplices. Alejandro Giammattei Falla, en su gestión como presidente, defraudó y traicionó a su familia, que ha sido de abolengo y de reputación en todo su círculo. El ahora exgobernante, hizo una serie de promesas como candidato y como jefe del ejecutivo, pero defraudó y se alió al pacto de corruptos, al controlar todos los organismos del Estado y fue un “dictador” de hecho e imponer su ley y ordenar al Ministerio Público, que judicializará el proceso electoral, al no lograr que los candidatos a puestos de elección popular que apoyó con fondos del estado, lograran sus objetivos.
Es triste y vergonzoso que un político que en cuatro ocasiones se postuló para dirigir el Ejecutivo, sus ofrecimientos se vieron frustrados por su carácter autoritario y prepotente, hacer un doble papel, cuando el pueblo se volcó para exigir que se cumpliera lo que expresó en las urnas, se respetara el Estado de derecho, que la democracia fuese y debe ser el norte de todo un pueblo que lucha y se cumpla su voluntad, trastocar su objetivo, que se resigne el cargo al que libremente elegido para dirigir el país. Hacer un doble papel y vulnerar su voto es traición y un acto indigno y repudiable.
La comunidad internacional, el pueblo de regiones ancestrales, han jugado un papel histórico, serán recordados por años y se tendrá que juzgar al ahora exmandatario por sus marcados desaciertos y por haber consentido y patrocinado de alguna manera, la corrupción.
El ahora presidente sorprendió al lograr ser elegido por más de dos millones de guatemaltecos que acudieron a las urnas y decir lo contrario, es una falsedad. Giammattei, será recordado como los dos expresidentes que lo antecedieron que fueron corruptos e indignos, al amasar fortunas y ser corruptos por excelencia.
El exmandatario tuvo la oportunidad de reivindicarse ante los foros de la comunidad internacional; su carácter autoritario, lo traicionó y arremetió con los grandes aliados que ha tenido Guatemala, al imputarles falsamente que habían patrocinado las protestas de la comunidad indígena que ha jugado un rol de primera línea al exigir sin violencia, el cambio en el MP. y de jueces corruptos que se plegaron al oficialismo para librar capturas ilegales por no alinearse a los partidos oficialistas.
El líder de la representación nacional por ley la tiene que ejerce la presidencia. No cumplir con lo que dice la Constitución, es a no dudar una traición al pueblo y a la patria. Giammattei dijo como presidente que combatiría la corrupción, lo que no cumplió. Aseguró que Guatemala, no sería parte del Parlacen, que también no cumplió. Dijo que desaparecería la Secretaria de Seguridad presidencial, que ha sido y es una entidad que maneja varios millones y tampoco cumplió y otras acciones que han quedado flotando en el ambiente, no cumplidas.
Pactó con el corrupto dirigente magisterial Acevedo, para dejar atado de manos al ahora presidente Arévalo y ordenó que se capturara a su ministro de gobernación Barrientos, porque no fue represivo para despejar las oficinas de Gerona y llegó a lo peor, encausar a periodistas que no se plegaron a sus designios corruptos y que han sido claros que, en su gobierno, hubo corrupción y violencia.
El nuevo gobierno tiene la obligación de cumplir sus promesas y ser leal con toda la comunidad internacional, que le ha ofrecido apoyo y esperamos que Guatemala, vuelva hacer lo que todos queremos y que la educación, mejore y que nuestra muy leal e inclaudicable Universidad de San Carlos, sea verdaderamente la cuna de verdaderos profesionales, que el rector Mazariegos, por dignidad y corrupto, debe renunciar.
En las últimas semanas de Giammattei, erogó más de 6 millones de quetzales en los medios, de los “los logros” de su gestión, revelando falsedades y mentiras…