Wàlter Juàrez Estrada.
Alejandro Eduardo Giammattei Falla, en dos ocasiones anteriores se postuló para la Presidencia de la República, y fue derrotado. Hace cuatro años se somete al voto popular, logrò el balotaje y ganar a su contrincante Sandra Torres. El hoy mandatario en su campaña política hizo promesas: que combatiría la corrupción, que trasformaría la Secretaria de Seguridad Presidencial, que propiciaría una reforma para que Guatemala, se saliera del PARLACEN,que el Sistema Penitenciario, seria para rehabilitar al privado de libertad y construrìa centros de prisión y evitar el hacinamiento en los 22 centros y otras promesas que en el correr de los cuatro años, no cumplió.
Giammattei, quedarà marcado como un presidente prepotente y no democràta, según lo han dicho los dirigentes de los grupos indígenas de los cantones de Totonicapàn y Sololà, que insisten con la salida del Ministerio Pùblico de Consuelo Porras, de Rafaèl Curruchiche, del juez Fredy Orellana, a quienes se les acusa de intentar un auto golpe de estado para que el presidente electo Bernardo Arèvalo, no tome posesión el 14 de enero como regula la ley.
Giammattei,es de esos políticos que les interesa amasar fortuna, aliarse a grupos corruptos para blindarlo y se olvida del pueblo que exige seguridad, salud, educación,entre otros,que la corrupción no sea un aliado para proteger a los que por años se han aferrado a sus curules en el Congreso. En la administración actual el gobernante sea ha eregido en un dictador, al tener el control de todos los organismos del Estado. Es autoritario y prepotente que marginò al vicepresidente Guillermo Castillo, con quien ha tenido serias divergencias y que por dignidad debió renunciar.
El “autoritarismo”sistemal fundado en la sumisión a la autoridad”…”democracia”doctrina política favorable del pueblo en el gobierno. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado” dice la Real Academia de la Lengua. A raíz de las violentas acciones del Ministerio Pùblico, autorizadas por un juez penal,para secuestrar el material electoral de las elecciones de junio y agosto, Giammattei, no se pronunciò y el pueblo lo diò por hecho que las aprobó.
Si bien es cierto que la Ley Organica del Ministerio Pùblico, no autoriza al presidente para remover a la fiscal General y jefe del Ministerio Pùblico, si le puede pedir su dimisión, la que ha sido reiteradamente demandada por miles de guatemaltecos que se unieron al conocer que se trata de no permitir la ascensión al poder del presidente electo Arèvalo, que ha originado manifestaciones masivas en todo el país, que la comunidad internacional por varias vías ha insistido que se debe respetar la voluntad del pueblo, expresada libremente en las urnas. De no permitir la toma de posesión de los candidatos del Movimiento Semilla, anuncian sanciones para Guatemala, con serio perjuicio para el comercio y podría ser expulsada de organismos internacionales.
La Corte de Constitucionalidad, se ha plegado al autoritarismo de Giammattei y ha resuelto a su conveniencia, lo que ha originado severas criticas a un organismo que fue creado como columna vertebral para que el Estado de derecho constitucional se respete y no se vulnere.
Giammattei, debe responder al pueblo que lo eligió y no prestarse al juego sucio del Ministerio Pùblico, seria un golpe duro para la democracia, que podría originar hechos violentos de grupos que por varios días se mantienen apostados frente a las oficinas del Ministerio público, aquí y en las fiscalías del interior, que podría desbordar en gravísimos incidentes y la fiscal General Maria Consuelo Porras, debe demostrar que los puestos en la administración pública, son temporales, considerada como no idónea y se reitera su dimisión o su destitución, si el Congreso, reforma la ley Orgànica de la entidad que la protege.