El próximo 14 de enero, a las 14, concluye el mandato de cuatro años de Alejandro Giammattei, que no cumplió con las promesas que hizo en su campaña, que se vio obligado a realizar pactos en el Congreso con los diputados de la UNE de Sandra Torres, para que le aprobaran leyes que, en la realidad en su gestión hasta hoy, según analistas y expertos en administración pública no dieron los frutos que el pueblo ha exigido, se alió con narcos, los mismos corruptos de los regímenes que le antecedieron y los resultados de en su gobierno, están en rojo con una aceptación a nivel internacional de 22 puntos.
El guatemalteco en la elección donde ganó el hoy presidente, dieron un no a la aspirante de la UNE Sandra Torres, pues tenía la confianza que un personaje de la talla de Giammattei, iba efectivamente a realizar un gobierno de altura, de honradez y cambiar la imagen que por años ha tenido Guatemala, a nivel internacional. Nombró a ministros y funcionarios de primera línea sin experiencia. Le hizo sombra a su administración su “allegado” Miquelito Martínez, un gran potentado que ha sido pieza clave para la designación de personajes de su administración.
A pocos días de asumir las riendas del poder Giammattei, hubo de afrontar la crisis de la pandemia y cambió bruscamente los proyectos que tenía planificado. Dictó medidas restrictivas, erogó millones de quetzales para la compra de medicamentos, se crearon hospitales móviles, para alojar a los infectados y no cumplió con terminar con la violencia organizada que sigue causando muerte en todo el país. Aseguró que en su gestión iba a promover la iniciativa para que desapareciera el insípido Parlacén, que genera un presupuesto para cubrir los salarios de los diputados que pasa de los Q76.5 millones al año.
No hay que olvidar que varios funcionarios de su gobierno están en la lista negra Engel, con prohibición para entrar a los EE. UU. No guardó distancias con el Ministerio Público, que, con acciones espurias e ilegales, persigue a periodistas, trata de impedir la participación del candidato presidencial Arévalo y tiene cooptadas todas las instituciones del Estado, que se pliegan a sus intereses, con clara violación a la Constitución. Se espera que cumpla con estar al margen de las elecciones del 20 de agosto, que se resigne su sustituto por la voluntad expresa del pueblo que no vaya a ocurrir los rumores que son comidilla diaria de un supuesto real autogolpe que daría al traste con la pseudodemocracia que tenemos con pésimos funcionarios y con un organismo judicial, secuestrado e incapaz.
Otro de los grandes errores que ha cometido en su gestión el mandatario, fue marginar la función que por ley y mandato constitucional debe tener el vicepresidente, marginó a Guillermo Castillo, que por vergüenza debió renunciar por la presión que ha tenido de Giammattei. La comunidad internacional tiene puesta su mirada en Guatemala, y ha sido clara en decir que se debe respetar la ley de emisión del pensamiento y no encausar a periodistas que han sido severos en la crítica.
Será difícil que en los meses que “le quedan de gobernar” Giammattei, cambie la imagen de su pésima administración. Se espera que el nuevo Congreso, cumpla con la confianza que le ha dado el pueblo, pero se ve difícil, el hoy partido oficial, hará alianzas con la UNE. de ser ganador Arévalo, como se anticipa, tratan de bloquearlo y desaprobar los beneficios que dice el candidato de Semilla, realizaría, se espera que todos nos unamos y seamos vigilantes de exigir que las promesas de campaña se cumplan y no sea una farsa más de los politiqueros corruptos.