Entre luces y sombras en una nebulosa de desconfianza por la incapacidad de las autoridades electorales, está en marcha el proceso electoral para renovar los principales cuatros del sector público: elección presidencial, vicepresidencial, 160 diputados al Congreso, 40 al Parlamento Centroamericano y las corporaciones municipales en los 340 municipios. 30 partidos políticos están registrados para postular candidatos a elección popular y se pueden conformar comités cívicos para nominar a los miembros de los concejos locales.
El guatemalteco según el artículo 136 de la Constitución política en su inciso b) tiene el derecho a elegir y ser electo… Los dirigentes políticos, los postulantes y un grupo de guatemaltecos, dudan de la imparcialidad de los funcionarios electorales, que han resuelto a favor y en contra de aspirantes a puestos de elección para los comicios del 25 de junio. Las acciones de impugnación por no inscribir a candidatos que son “incómodos” para ciertos sectores, puede retrasar la impresión de las boletas electorales y la tacha que tienen algunos que no cumplen con ser idóneos, ni honrados, tienen que ser resueltas para evitar que se atrase el envío del material que se utiliza para este evento, así lo han manifestado funcionarios electorales.
El ciudadano guatemalteco que desea que Guatemala cambie, debe cumplir en ejercer el derecho del sufragio. No permitir la reelección de diputados y alcaldes corruptos que se asocian con narcos para financiar sus campañas políticas. Sería un error que sigan los mismos, engañando con regalos, ofrecer dinero, reducir impuestos y toda esa maraña de mentiras y falsedades que en las concentraciones y en los mítines ofrecen los postulantes, que estando en el puesto se olvidan del pueblo a quienes realmente se deben.
Más de 9 millones de guatemaltecos tienen la responsabilidad que Guatemala, el 14 a las 14 de enero entrante, tenga un cambio radical. No tropezar con la misma piedra, porque sería un error y volver a lo mismo. De los mismos, estamos hartos. Hemos tenido presidentes, diputados y alcaldes corruptos, que salen millonarios, que no han logrado resolver los altos grados de desnutrición, mejorar la red vial, el hacinamiento en las prisiones, el elevado costo de la canasta familiar, la migración de miles de conciudadanos que por falta de trabajo emigran, exponiéndose a morir como sucedió en Ciudad Juárez, Chihuahua, México, donde murieron calcinados hermanos del área rural.
Todos debemos unirnos y exigir a los incapaces magistrados del Tribunal Supremo Electoral y sus cuadros medios, que cumplan con lo que dice la Constitución, ser imparciales, dar certeza y confianza al elector, que con la extensa cantidad de postulantes a la presidencia, está sorprendido, pues a la hora de votar y estar frente a la mesa receptora, no sabe quién será el mejor y el peor.
Observadores internacionales supervisan los comicios, pero siempre hay formula de engañar, como es en todo proceso electoral y hasta hoy se duda, sobre el proceso informativo que se utilizará. Se teme que haya irregularidades como ha sucedido en los dos procesos electorales pasados, que han llegado a la presidencia, al Congreso y a las alcaldías, los más corruptos por fraudes.
El guatemalteco debe cumplir con votar por el mejor, el más capaz e idóneo, no aceptar ofrecimientos que no se van a cumplir.