Walter Juárez Estrada
La violencia es uno de los grandes males que ha causado muerte, desesperación y la fuga de miles de ciudadanos que emigran a otras regiones para sobrevivir. Los gobiernos del Triángulo Norte han sido víctimas de esa desenfrenada violencia que no tiene solución. Los medios de información roban espacios sobre las aprehensiones de delincuentes –algunas veces menores de edad– poniéndose como ejemplo la reciente captura de un adolecente a apenas 14 años, “llamado el carnicero” a quien se le imputan crímenes de alto impacto, que viene a confirmar que la violencia es uno de los grandes flagelos que laceran y golpean hogares desintegrados donde el jefe de la familia, llega al colmo de explotar a sus descendientes para que se involucren en pandillas, un flagelo que ha erosionado a la sociedad.
Expertos en tema de la violencia indican que las extorsiones en lo que se relaciona a Guatemala, se fraguan desde las prisiones y tienen absoluta razón. El vecino presidente salvadoreño Bukele, en los últimos tres meses ha librado una dura batalla contra las pandillas Salvatrucha, apresando a más de 30 mil, al decretar medidas restrictivas para acelerar su captura, lo que le ha traído inconformidad entre sus opositores, pues le imputan una supuesta violación a los derechos humanos.
En Guatemala, si bien es cierto que se han reformado los códigos para mantener en prisión por varios años de cárcel a los delincuentes, éstos desde las prisiones hacen “micos y pericos” para ingeniárselas y ordenar a sus compinches la extorsión, el único camino de agenciarse fuertes sumas de dinero y de esa cuenta los centros de prisión en el país están abarrotados y eso constituye una erogación millonaria del Presupuesto General de la Nación, para la manutención de los antisociales.
Pero desafortunadamente las autoridades presidiarias obtienen beneficios de los mismos delincuentes al permitirles el uso de celulares, computadoras, el consumo de bebidas embriagantes, drogas, mediante el pago de sobornos y es deleznable que se hacen requisas constantes y se hallan objetos prohibidos.
Se dice que en los países del área centroamericana, Honduras, El Salvador y Guatemala, la violencia se ha incrementado de manera exagerada, por lo que se hace imperativo que los gobiernos de esos países conformen una lucha frontal contra la delincuencia, pero el problema, tiene de alguna manera fondo político, pues dicen los mismos delincuentes que se debe ser igual contra los políticos corruptos que con el aval de los presidentes, actúan con liberad y roban de manera descarada haciendo negocios espurios que les representa millonarios ingresos ilegales.
Son miles de connacionales víctimas de frecuentes extorsiones en sus negocios. Quienes se oponen a sus requerimientos son asesinados burdamente, dejando viudas y huérfanos. Se ha identificado en lo que corresponde a Guatemala zonas rojas que son blanco de los mareros, delincuentes y de esa pléyade de criminales que en venganza los asesinan cuando no cumplen con proveerles del dinero que amasan por las extorsiones.
En lo que corresponde a Guatemala, todos debemos unirnos y exigir al MP que presente los medios de prueba en los tribunales contra los criminales y les condene a varios años de prisión. En algunas ocasiones se ha demandado que la pena de muerte se reactive, pero en el Congreso, no hay consensos y se tiene que recurrir a organismos internacionales, para que avalen la pena capital, pero es un tema de fondo que no fácilmente se puede resolver.