El pasado 3 de julio, Francesca Albanese, Relatora Especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos ocupados presentó, al Consejo de Derechos Humanos en su 59º período de sesiones, su Informe sobre las empresas involucradas en el proyecto colonial israelí, intitulado De la economía de ocupación a la economía de genocidio, del cual tomo el título de la presente columna.
En su informe, la Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, expone el entramado empresarial que sostiene el proyecto colonial israelí de desplazamiento y sustitución de los palestinos en los territorios ocupados. Sostiene que mientras los dirigentes políticos y los gobiernos eluden sus obligaciones, demasiadas empresas se han beneficiado de la economía israelí de ocupación ilegal, apartheid y ahora genocidio. La complicidad expuesta por Albanese es sólo la punta del iceberg; no se pondrá fin a ella sin deducir responsabilidades al sector privado, incluidos sus ejecutivos.
Aparecen grandes empresas de tecnologías de la comunicación, como Google, Amazon o Microsoft. También las principales gestoras del sector financiero como Blackrock y Vanguard y fondos de pensiones como el de Noruega y el de Canadá. Maquinaria de empresas como Caterpillar, Volvo o Hyundai ha sido utilizada para la destrucción de hogares, escuelas y hospitales palestinos, y la construcción de colonias de ocupación. Se menciona a la vasca CAF como responsable de la construcción de infraestructura de transporte entre Jerusalén y las colonias. Junto con las empresas armamentísticas israelíes como Elbit Systems e Israel Aerospace Industries, aparecen la estadounidense Lockheed Martin o la italiana Leonardo. Universidades como el MIT o la Universidad Técnica de Múnich también colaboran en investigaciones con el sector armamentístico israelí.
Francesca Albanese sostiene que los esfuerzos coloniales y los genocidios asociados han sido impulsados y facilitados históricamente por el sector empresarial. Los intereses comerciales han contribuido a despojar a los pueblos indígenas de sus tierras, un modo de dominación conocido como “capitalismo racial colonial”. Lo mismo puede decirse de la colonización israelí de tierras palestinas, su expansión en el territorio palestino ocupado y su institucionalización de un régimen de apartheid colonial. Tras negar la libre determinación palestina durante décadas, Israel pone ahora en peligro la propia existencia del pueblo palestino en Palestina.
Albanese insta a los Estados a imponer un embargo de armas total, suspender los acuerdos comerciales y de inversión con Israel y deducir responsabilidades a las empresas por las violaciones del derecho internacional. En el Anexo del Informe, explica cómo estas empresas e instituciones pueden ser responsabilizadas legalmente por las violaciones de derechos humanos que han facilitado o consumado.
El Informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos ocupados tocó las fibras más sensibles del “capitalismo racial colonial”, generando una enérgica respuesta del gobierno de Donald Trump, imponiéndole sanciones a Francesca Albanese, violentando el orden jurídico internacional. El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció que Albanese fue sancionada por colaborar con la Corte Penal Internacional (CPI) en sus esfuerzos por procesar a ciudadanos estadounidenses o israelíes relacionados con la ofensiva militar en Gaza.
Rubio también criticó a la relatora de la ONU por haber escrito «cartas amenazantes a decenas de entidades en todo el mundo, incluyendo importantes empresas estadounidenses de los sectores financiero, tecnológico, de defensa, energético y hotelero, haciendo acusaciones extremas e infundadas y recomendando a la CPI que investigue y procese a estas empresas y a sus ejecutivos». «No toleraremos estas campañas de guerra política y económica, que amenazan nuestros intereses nacionales y nuestra soberanía», añadió el secretario de Estado, que se reservó tomar más acciones contra el «abuso de poder» de la CPI.
En contrapartida, economistas de renombre mundial, entre ellos el exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis, el economista francés Thomas Piketty y el estadístico y ensayista libanés-estadounidense Nassim Nicholas Taleb, elogiaron a Albanese por su informe.
Durante los días 15 y 16 de julio de 2025 se celebró en Bogotá, Colombia, la Primera Cumbre Ministerial de Emergencia del Grupo de La Haya, convocada con carácter urgente frente al grave deterioro de la situación humanitaria en el territorio palestino ocupado. Representantes de 32 países se reunieron para coordinar acciones frente a los crímenes internacionales cometidos por el Estado de Israel en contra del pueblo de Palestina.
Francesca Albanese asistió a la citada Cumbre, y alertó al mundo sobre la gravedad de la situación en la Franja de Gaza: “Las atrocidades cometidas en los últimos 21 meses no son una aberración repentina, sino la culminación de décadas de políticas destinadas a desplazar y sustituir al pueblo palestino”.
“El territorio palestino ocupado es hoy un infierno. En Gaza, Israel ha desmantelado incluso la última función de la ONU –la ayuda humanitaria– con el fin de matar de hambre, desplazar una y otra vez o asesinar deliberadamente a una población a la que ha marcado para su eliminación. En Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental, la limpieza étnica avanza mediante un asedio ilegal, desplazamientos masivos, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y tortura generalizada. En todas las zonas bajo dominio israelí, los palestinos viven bajo el terror de la aniquilación, retransmitido en tiempo real a un mundo que observa”.
La Relatora Especial hizo un llamado a todos los gobiernos, incluido al de Bernardo Arévalo: “Cada Estado debe revisar y suspender de inmediato todos los vínculos con Israel. Sus relaciones militares, estratégicas, políticas, diplomáticas, económicas, tanto las importaciones como las exportaciones, y asegurarse de que su sector privado, aseguradoras, bancos, fondos de pensiones, universidades y otros proveedores de bienes y servicios en las cadenas de suministro hagan lo mismo. Estos vínculos deben romperse con carácter urgente”. Esto está en consonancia con la obligación que incumbe a todos los Estados en virtud de la Opinión Consultiva de julio de 2024, que confirmó la ilegalidad de la ocupación prolongada de Israel, que declaró equivalente a la segregación racial y al apartheid. La Asamblea General aprobó esa opinión. Estas conclusiones son más que suficientes para actuar”.
Las medidas concretas del Grupo de La Haya, reunidos frente al genocidio del pueblo palestino fueron las siguientes:
1) Se impedirá el envío de armas, municiones, combustible y equipos militares a Israel, para evitar que las industrias de estos países contribuyan al genocidio y a otras violaciones del derecho internacional. 2) No se permitirá el paso ni el servicio en puertos a buques que representen un riesgo claro de transportar ese tipo de materiales a Israel, cumpliendo con el derecho internacional. 3) Se prohibirá que buques con bandera de estos países transporten armas o suministros militares a Israel. 4) Se revisarán de forma urgente todos los contratos públicos con Israel, para evitar que fondos o instituciones respalden la ocupación ilegal, y para asegurar que nadie dentro de estos países contribuya a mantener esa situación. 5) Se insistirá en el compromiso de investigar y juzgar crímenes graves bajo el derecho internacional, tanto a nivel nacional como internacional, para garantizar justicia a las víctimas y prevenir nuevos crímenes. 6) Se apoyará la jurisdicción universal, según lo permitan las leyes de cada país, para juzgar crímenes cometidos en el territorio palestino ocupado.
En medio de la polémica, un grupo de 25 países occidentales, entre ellos Australia, Canadá, Francia, Italia y Reino Unido, declaró el pasado lunes 21 de julio, que la guerra en Gaza «debe terminar ahora», argumentando que el sufrimiento de los civiles había «alcanzado nuevas profundidades». «Instamos a las partes y a la comunidad internacional a unirse en un esfuerzo común para poner fin a este terrible conflicto, mediante un alto el fuego inmediato, incondicional y permanente», agregó la agrupación en una declaración conjunta. «Un mayor derramamiento de sangre no sirve para nada. Reafirmamos nuestro pleno apoyo a los esfuerzos de los Estados Unidos, Qatar y Egipto para lograrlo».
En su alocución final, en la Cumbre del Grupo de la Haya en Bogotá, Francesca Albanese se dirigió al Pueblo Palestino, afirmando: “Y a los palestinos y a quienes los apoyan desde todos los rincones del mundo, a menudo a un alto costo y sacrificio, les digo que pase lo que pase, Palestina habrá escrito este tumultuoso capítulo, no como una nota al pie en las crónicas de los aspirantes a conquistadores, sino como el versículo más reciente de una saga centenaria de pueblos que se han levantado contra la injusticia, el colonialismo y, hoy más que nunca, la tiranía neoliberal”.