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En el marco de un reordenamiento geopolítico mundial, marcado por la amenaza de conflictos armados globales, graves crisis en los ámbitos energético, climático, sanitario y alimentario, y una persistente erosión de las normas que regulan el orden internacional, el pasado 6 y 7 de julio, en Río de Janeiro, se llevó a cabo la 17ª Cumbre del BRICS, bajo el lema “Fortaleciendo la Cooperación del Sur Global para una Gobernanza más Inclusiva y Sostenible”.

Por tercera vez, Brasil fue el país anfitrión de la alianza, tras los encuentros de 2014 en Fortaleza y de 2019 en Brasilia. Desde los días previos a la Cumbre, se vio a los organizadores intentando atenuar los discursos y el enfoque de los temas, para tratar de reducir las posibilidades de enfrentamientos con el Occidente Global, en general, y con el presidente Donald Trump en particular.

Sin embargo, la confrontación fue inevitable. Los diferendos no son de tono o vocabulario, se trata del choque de dos diferentes visiones del mundo. Desde la adopción del lema de su 17ª Cumbre, el BRICS dejó claro que privilegia la cooperación con el Sur Global, para alcanzar una gobernanza más inclusiva y sostenible, de carácter multilateral, en contraposición a las políticas excluyentes, unilaterales y hegemonistas del G-7 y de EE. UU.

Como era previsible, el punto de quiebre fue con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump quien, al finalizar la primera jornada del evento, amenazó con imponer “un arancel adicional del 10% a cualquier país que se alinee con las políticas antiestadounidenses de los BRICS”. Los líderes de la alianza cerraron filas, rechazaron las amenazas y criticaron la guerra arancelaria desatada por el mandatario republicano.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión de la Cumbre, le replicó al mandatario estadounidense en una conferencia de prensa, una vez clausurada la reunión: “El mundo cambió. No queremos un emperador, somos países soberanos”. Lula, además, ha señalado que los afectados podrían responder con sus propios aranceles y ha criticado las agresiones de Trump. “No me parece responsable que un presidente se dedique a amenazar al mundo a través de Internet”.

El BRICS debe su nombre a la inicial de cada uno de los cinco países fundadores: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. En Río de Janeiro, bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, la Cumbre formalizó la nueva configuración del BRICS con once miembros plenos, incluyendo a Irán, Egipto, Indonesia, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos, que participaron por primera vez junto a los países fundadores. Asimismo, se oficializó el ingreso de diez nuevos países asociados al bloque: Bielorrusia, Bolivia, Kazajistán, Cuba, Nigeria, Malasia, Tailandia, Vietnam, Uganda y Uzbekistán. Por su parte, Chile y Uruguay asistieron como invitados, reforzando la participación latinoamericana en esta 17ª edición de la Cumbre del BRICS.

Las empresas de difusión del gran capital –que no medios de comunicación- exacerbaron las confrontaciones, y especularon mucho sobre las ausencias de los mandatarios de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Ying Pin, respectivamente. Sin embargo, a pesar de la ausencia de estas dos figuras clave, la alianza logró consolidar acuerdos estratégicos y mostró avances sustantivos en áreas geoestratégicas, plasmadas en la Declaración Final de la 17ª Cumbre del BRICS.

En un extenso y prolijo documento, el BRICS consignó 125 acuerdos en su Declaración Final, sobre diversos temas de gran relevancia. Por su extensión, no me es posible reseñar todo lo acordado, pero abordaré algunos asuntos torales.

En la Cumbre de Río de Janeiro, el BRICS le confirió gran importancia a la construcción de una nueva multipolaridad, más incluyente y representativa, que dé cabida a las naciones del Sur Global en condiciones de equidad. Con su ampliación, incluyendo los países asociados, el bloque pasó a representar el 56% de la población mundial, el 44,6% del PIB global, medido en paridad de poder adquisitivo, y cerca del 24% del comercio internacional. Además, concentra el 43,6% de la producción mundial de petróleo, el 36% del gas natural licuado (GNL) y más del 70% de las reservas de tierras raras.

Esta riqueza y diversidad es una fortaleza y un desafío, pues como sostuvo Lula: “Si la gobernanza internacional no refleja la nueva realidad multipolar del siglo XXI, corresponde a los BRICS contribuir a su actualización”.

En el marco de la construcción de esta nueva multipolaridad, el BRICS acordó promover la transformación de las instituciones internacionales tradicionales. La alianza volvió a demandar una reforma integral de las Naciones Unidas, con énfasis en el Consejo de Seguridad, para hacerlo más representativo y eficaz. Para el efecto, acordaron promover la incorporación de Brasil e India como miembros permanentes de dicho órgano.

En este esfuerzo de adecuar la arquitectura institucional global a las realidades del siglo XXI, el BRICS acordó reclamar una mayor participación de los países en desarrollo -particularmente de África, América Latina y Asia- en la toma de decisiones internacionales.

En ese orden de ideas, también se propuso demandar una mayor representación geográfica y de género en los cargos directivos de los organismos multilaterales, así como abogar por procesos de selección transparentes y equitativos. Asimismo, se reiteró la importancia de revitalizar la Asamblea General y el Consejo Económico y Social, avanzar en la reforma de la arquitectura de paz y seguridad de la ONU, y fortalecer el papel de la Organización Mundial de la Salud, como eje articulador de la gobernanza sanitaria internacional.

En el ámbito económico y financiero, el BRICS acordó exigir reformas estructurales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, para reflejar el peso creciente de los países emergentes y en desarrollo en las instancias de toma de decisión.

En la 17ª Cumbre del BRICS en Río de Janeiro, se volvió a poner de manifiesto la relevancia de la alianza como un actor clave en la disputa por un orden internacional más multipolar, inclusivo y representativo. Su opción es el “multilateralismo pluriversal” (un concepto que busca redefinir el multilateralismo tradicional, reconociendo la diversidad de culturas, valores y sistemas de organización social en el mundo, en contraste con un enfoque más homogéneo o hegemónico). Se presenta como una alternativa frente al orden unipolar, excluyente y fragmentado impulsado por las potencias del Norte Global.

Por todo lo anterior, en Río de Janeiro el BRICS condenó los ataques militares a Irán, así como el genocidio en Gaza, reclamando el derecho de Palestina a ser reconocida como un Estado soberano.

Finalmente, el bloque reafirmó su propósito de contribuir a una gobernanza digital y de la inteligencia artificial más inclusiva, orientada al desarrollo sostenible y centrada en los intereses del Sur Global. También ratificó su compromiso para construir una existencia compartida para la humanidad, basada en la cooperación soberana, la equidad y el respeto mutuo.

El BRICS ampliado es hoy más fuerte, más representativo y más necesario que nunca. Su futuro y su proyección como una fuerza de paz, cooperación, desarrollo y justicia, dependerá de su capacidad para mantener la unidad de propósitos y acción, a fin de hacer frente a los desafíos de la época y a su compromiso con los pueblos que representa.

Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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