Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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Tras 75 años de existencia, la OTAN celebra en Washington, una Cumbre en la que la alianza atlántica intentará reafirmar su apoyo a largo plazo a Ucrania, en un momento en que Rusia ha intensificado sus ataques militares, que ya alcanzaron a Kiev. La cita será del 9 al 11 de julio en la ciudad que dio origen a esta alianza. El encuentro se iniciará con la conmemoración de la firma del tratado en la capital estadounidense.

La guerra a las puertas de Europa será el principal tema a tratar en la Cumbre,  la primera con Mark Rutte como secretario general electo de la alianza.

En 1949, 12 países firmaron el Tratado del Atlántico Norte en Washington, D.C. para garantizar su defensa colectiva tras la Segunda Guerra Mundial, ante la amenaza potencial de la entonces Unión Soviética. Ahora, 75 años después, el Occidente global celebra la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que actualmente cuenta con 32 países miembros, en un clima de incertidumbre  política, pues su influencia en África y Asia ha disminuido, y se teme que EE. UU., su principal socio militar y económico, pueda retirarse en caso de ganar las elecciones Donald Trump. Por estas razones, el Congreso estadounidense aprobó un decreto (Diciembre de 2023) en el que se establece que ningún presidente podrá, por sí mismo, retirar a Washington de la Alianza.

Según los organizadores del evento, se tomarán “decisiones clave sobre cómo seguir protegiendo a sus mil millones de ciudadanos, mientras el mundo enfrenta el ambiente de seguridad más peligroso desde la Guerra Fría”.

El actual secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, explicó que el encuentro no será solo para celebrar, sino para tomar decisiones. En una conferencia de prensa del 5 de julio, enfatizó que el apoyo a Ucrania es la “tarea más urgente” de la OTAN. Tal aseveración responde al reciente temor de que, de haber ganado las elecciones parlamentarias la extrema derecha, frenarán el apoyo a Kiev.

El objetivo de la reunión, dijo Stoltenberg, es lograr que los Aliados acuerden un compromiso financiero para Ucrania, y espera un apoyo militar más inmediato. Se espera que el compromiso financiero con Ucrania sea de al menos 40 mil millones de euros anuales (unos 43 mil 000 millones de dólares). Además de mayor número de armas, incluidos los sistemas de defensa aérea Patriot, que ha solicitado reiteradamente el presidente Volodímir Zelenski.

Además, anunció que la OTAN se hará cargo de la coordinación y la prestación de la mayor parte de la asistencia internacional en materia de seguridad, con un mando dirigido por un general de tres estrellas y varios cientos de personas trabajando en la sede de la OTAN y en los nodos logísticos en la parte oriental de la alianza.

Stoltenberg explicó que la OTAN se hará cargo de la coordinación y la prestación de la mayor parte de la asistencia internacional en materia de seguridad, pasando por encima de la soberanía de los países miembros, decisión que ha comenzado a generar una creciente inconformidad del progresismo europeo.

En la última sesión, en julio de 2023, hubo una falta de consenso en el seno de la OTAN para extender una invitación oficial a Ucrania para que se una a la alianza. Ahora esperan que en 2024 se concrete esa invitación y se allane su camino hacia la alianza militar. “La Cumbre debe ser fuerte, fuerte para Ucrania y para todos nuestros socios”, afirmó Zelenski, recientemente.

Al respecto, la primera ministra de Estonia electa, Alta Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Kaja Kallas, en sustitución de Josep Borrell, señaló el lunes 8 de julio, que las decisiones que se tomen en esta Cumbre deben asegurar la victoria de Ucrania y allanar su camino hacia la alianza atlántica.

“Ucrania necesita ayuda militar a largo plazo de la OTAN para ganar. En la Cumbre esperamos aprobar un fuerte paquete de apoyo de los aliados a Ucrania. Durante la Cumbre también debemos confirmar con palabras y hechos que el camino de Ucrania hacia la OTAN es irreversible”, remarcó Kallas en un comunicado.

Kaja Kallas, apodada la “nueva dama de hierro”, ha sostenido una beligerante postura anti rusa, que se hará sentir en la Cumbre y en las relaciones diplomáticas de la UE, dificultando aún más la búsqueda de una solución política negociada a la guerra en Ucrania.

En las elecciones parlamentarias europeas hubo cambios que se creían importantes, pero los recientes acontecimientos desvelan que, como siempre, los políticos responden a los intereses del complejo militar-industrial y ahora, también, al poder económico de BlackRock, dispuesta a reconstruir Ucrania. Esta es una sociedad de inversión multinacional estadounidense con sede en la ciudad de Nueva York. Fundada en 1988, BlackRock es la administradora de activos más grande del mundo, con US$9.42 billones en activos bajo gestión al 30 de junio de 2023.​ Opera globalmente con 70 oficinas en 30 países y clientes en 100 países.​

Ojalá que todas las partes involucradas en la guerra de Ucrania pudieran hacer suyo el aserto del gran Albert Einstein: “La paz no puede mantenerse por la fuerza; sólo se puede lograr mediante la comprensión”.

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