Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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Víctor Ferrigno F.

A los colegas periodistas que han sufrido persecución o muerte por defender la libertad de prensa.

Honduras es el Estado más cooptado por el crimen organizado en Centroamérica; el anterior presidente, Porfirio Lobo y su esposa, están sindicados por Estados Unidos en la Lista Engel, por aceptar financiamiento del narco, y su hijo Fabio fue condenado a 24 años de cárcel por narcotráfico. Por su parte, el mandatario saliente, Juan Orlando Hernández, violentó la Constitución y orquestó un fraude para reelegirse en 2017; además, es señalado por la justicia estadounidense de recibir narcofinanciamiento para sus dos campañas y, en marzo pasado, su hermano Tony fue condenado a cadena perpetua por narcotráfico.

Ese narco poder, del Partido Nacional, fue desplazado del gobierno por el partido Libre, encabezado por Xiomara Castro, quien tendrá la dura tarea de extirpar el cáncer de la corrupción y la impunidad, que ha hecho metástasis en la institucionalidad y la sociedad hondureñas.

De acuerdo al Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares, Xiomara Castro y el Partido Libre arrasaron en las elecciones del domingo pasado, por más de 20% frente al candidato conservador Nasry Asfura, con el 51.4% de los votos computados, ganando en 17 de 18 departamentos, obteniendo mayoría en el Congreso, conquistando las alcaldías de las dos principales ciudades del país, con una participación electoral histórica que superó el 68% del padrón, y contando con el aval crítico de las misiones internacionales de observación.

Xiomara Castro, de 62 años, encabezará el gobierno de Honduras, pero tendrá que esforzarse mucho para desarticular el narco-poder que controla el aparato de justicia, al ejército, a la policía nacional y sólidas estructuras criminales en todo el territorio.

Como feminista, antipatriarcal, incluyente y revolucionaria se define Xiomara Castro, esposa de Mel Zalaya, el presidente derrocado en 2009 por una alianza cívico-militar, con la aquiescencia de la administración Obama. Castro conoce bien el poder que enfrentará, por lo que fue inteligente que, en su primer discurso del domingo por la noche, haya anunciado que convocará a un gobierno de unidad nacional, y que hará de la consulta ciudadana un instrumento permanente para construir consensos. Sabe que tiene que consolidar un poder político y social proporcional al crimen organizado que desafiará.

En Honduras existen factores que limitan la construcción de ciudadanía con derechos, como la pobreza, la desigualdad y exclusión social, la violencia e inseguridad, que expulsan a sus ciudadanos hacia el norte. No le será fácil a la nueva Presidenta impulsar políticas públicas inclusivas, para generar desarrollo social y gobernabilidad democrática, aunque lo incluye en su Plan de Gobierno, en el que contempla construir un Estado socialista y democrático.

Ayer, la Presidenta electa anunció 30 medidas a impulsar en los primeros 100 días de su gobierno, entre las que destacan la derogación de las leyes regresivas aprobadas desde 2009; la convocatoria a una Consulta Popular para que el Pueblo organice una Asamblea Constituyente Originaria; apertura inmediata de relaciones diplomáticas con China Popular; renta universal para familias pobres; suspensión de licencias mineras a cielo abierto y en cuencas de ríos; instalación de la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad, con apoyo de la ONU, etc.

El triunfo de Xiomara Castro y Libre provocará un cambio geoestratégico en la región,  cuyas dimensiones aún no se pueden prever, pero EE. UU. tendrá que impulsar una política exterior diferente, para tratar con Honduras, El Salvador y Nicaragua, tres países que ya no se plegarán a sus designios. Vivimos un cambio de época, cuyo desenlace aún lo están escribiendo millones de seres humanos, que decidieron buscar su sobrevivencia desde el Darién hasta el Yukón, pues al final ésta es Nuestra América.

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