Sergio Penagos
En su carta electoral de compromiso, el candidato Mefiboset Giammattei afirma: Estoy convencido de que nuestro país puede salir adelante, de que sí hay capacidad en Guatemala de fincar [que significa adquirir fincas] bases para el progreso y el desarrollo; podemos lograr una convivencia en paz y armonía, podemos aprovechar las oportunidades de construir [un verdadero paraíso para Miguelito y yo]. Primero Dios lo lograremos con la ayuda de los guatemaltecos [babosos] que creen en nosotros.
He conocido la pobreza de cerca y he visto la desesperanza de muchos niños y jóvenes. No podemos permanecer insensibles ante estos flagelos [instrumento usado para el castigo corporal], tenemos que hacer esfuerzos importantes que nos permitan [a los de la foto] acceder a un mejor futuro. Esta es una de las principales razones que me han motivado para participar políticamente, con el propósito de aportar mis conocimientos, experiencias y habilidades para contribuir al establecimiento de una plataforma firme que nos permita hacer una Guatemala diferente. Al igual que la mayoría de guatemaltecos, a mí también me ha costado salir adelante, no ha sido fácil. Por mi formación profesional de médico, soy muy sensible a lo que está pasando en nuestra sociedad. Esa sensibilidad me da el carácter, la fuerza y la convicción de hacer que las cosas funcionen, de poner orden y de lograr resultados favorables [para mí y mi gente], es lo que haré desde el primer día que esté liderando el poder público. Mi estrategia será rodearme de hombres y mujeres, profesionales y técnicos, con suficiente experiencia en los diferentes quehaceres de la administración pública [expertos en robar a manos llenas].
Aquellos que creemos que hay mucho por hacer por nuestro país proponemos un programa de trabajo que recoge las necesidades y demandas ciudadanas, y da respuestas concretas para la solución de esa problemática. El Plan Nacional de Innovación y Desarrollo que proponemos tiene las características de ser realizable, financiable y medible. Tenemos claro que muchos de los problemas del país requerirán de más de un período de gobierno [una solapa amenaza de reelección] y que no serán fáciles de resolver; pero nuestro compromiso es trabajar desde el primer día con la voluntad política y con una ruta estratégica preestablecida que daremos (sic) resultados en el corto, mediano y largo plazo, derivada de las políticas y acciones que impulsaremos, para mejorar significativamente la [nuestra] calidad de vida de los guatemaltecos. Gracias por darme la oportunidad de servirles. El futuro del país está en sus manos. [Yo, como siempre, zafo bulto].
Mefiboset, hijo de Jonatán y nieto del Rey Saúl, desde niño quedó marcado. Cuando tenía 5 años mataron a su padre y a su abuelo. Su nodriza lo sacó del palacio y corrió, al tropezar el príncipe cayó fracturándose los dos pies quedando lisiado para toda su vida. Luego lo ocultó en una ciudad extranjera llamada Lodebar, cuyo nombre significa tierra árida, hostil y seca, donde no crece el pasto, ni produce fruto la tierra. En este lugar inhóspito se refugiaban los mendigos, los endeudados, los despojados, los perseguidos, los abusados, y aquellos que cayeron en desgracia cuando el gobierno los despojó de sus derechos y bienes. Aquí, comenzó a crecer entre bandidos, con persistentes pensamientos de abandono, de poca valía y de desquite, vagando en las calles polvorientas de la siniestra Lodebar. Esta tragedia era lo que el infante lisiado veía a diario. Empezó a creerle a los fantasmas del odio y la venganza cuando le decían ¡eres un lisiado, un exiliado, un perseguido, un maldito de los dioses! Creía cada una de estas palabras y concibió la idea de no ser un hijo de puta más, sino el único. Entonces, Ah Puch, el principal dios Maya de la maldad, lo encumbró a la presidencia. Pocos meses en el poder le bastaron para construir una moderna Lodebar y la llamó: la capital Provida, un satánico engendro de su alma siniestra.
Algunas personas y organizaciones han identificado su corrupto gobierno. Entre ellas Udefegua que señala con claridad: el clima de violencia contra jueces, fiscales y defensores de derechos humanos, no es más que la consolidación de un Estado autoritario con sus seis indicadores. Captura institucional, colusión de los tres poderes del Estado, incremento de la delincuencia común y organizada, represión política y judicial, la militarización y un recalcitrante conservadurismo. Esta consolidación autoritaria, tiene como objetivo central la restauración de una solapada dictadura, para concentrar la riqueza, los privilegios y la corrupción en pocas manos y en el nombre de Dios. Esta Lodebar o lugar de desolación es ocupada por los social y económicamente marginados. Pero, un feliz día uno de ellos conoce al Predicador, quien le dijo: «para salir de Lodebar no necesitas suerte ni una revolución: necesitas a Dios. Trae a Casa de Dios tu dinero y entrégalo. Así, tu vida cambiará y será prosperada. “Aleluya”.