Sergio Penagos
Como otras ampollas llenas de fétida mescolanza de abogadas y abogados, el proceso de conformación de la corrupta comisión de postulación, diseñada para elegir al fiscal general y jefe del Ministerio Público, reventó salpicando de porquería a toda la ciudadanía que ve con indiferencia las artimañas puestas en práctica por la academia (con minúscula) para sustituir a la vigilante fiscal general o, en el peor de los casos, confirmarla en ese enorme tacuche que nunca sabrá llevar con dignidad.
Veamos con detenimiento cómo está conformada la famosa comisión de postulación: la presidenta del Organismo Judicial, el presidente de la Junta Directiva y el presidente del Tribunal de Honor del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG). Además, los decanos de cada una de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales de TODAS las universidades de Guatemala. La flor y nata de la abogacía en Guatemala ¡Qué orgullo sentimos los guatemaltecos por nuestros abogados y abogadas! Quienes sin intereses mezquinos ni intenciones ocultas, se sacrifican por rescatar la legalidad, el orden y la justicia en nuestra patria. Como se vale soñar, Pedro Calderón de la Barca nos ayuda.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Ojalá estas vísperas no anuncien males mayores; o, mejor, si esos males mayores despiertan la conciencia ciudadana, que hace tiempo duerme plácidamente confinada y sin dar señales de vida cívica. Despertemos y veamos la realidad en todo su horror. Una comisión de postulación que, desde el banderazo de salida eliminó a dos legítimos integrantes de manera burda, sucia y descarada. Los dueños de la finca no quieren correr riesgos, y sus adláteres (los rectores) se afanan por complacerlos corriendo a defenestrar a sus decanos. Para ello utilizaron nombramientos a dedo y de último minuto, con el fin de completar la corrupta comisión de la vergüenza.
Las elecciones para decano de las facultades de derecho, no se han caracterizado por ser procesos limpios, basados en la meritocracia y en una hoja de vida profesional sin tachas. Cuando hablamos de meritocracia nos referimos al proceso de asignación de cargos públicos, donde prevalecen los méritos de los candidatos y no factores externos a su currículo, como la influencia política, el dinero o los contactos. La evidencia es elocuente, lo más granado de las ciencias jurídicas y sociales, representando a todas las facultades de derecho, de todas las universidades de Guatemala, son los señores decanos. Ellos, acompañados de la presidenta de la más alta corte de justicia, y de las más altas autoridades del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, constituyen una genuina representación de TODOS los abogados de Guatemala en la llamada comisión de postulación. Esta situación es seria y debería preocuparnos a todos, no sólo a los abogados decentes, que los hay, los hay; lo que cuesta es dar con ellos.
Al reventar la pústula putrefacta del lupanar jurídico nacional, nos mostró la realidad de un sistema corrupto, venal y acomodaticio, que está desesperado por evitar su extinción y, por eso, refuerza su blindaje sin importarle los medios utilizados, los arreglos bajo la mesa, los millones de quetzales repartidos, los compadres apalabrados y tantas otras estratagemas ilegales utilizadas, para garantizar la llegada al Ministerio Público de la persona idónea para sus intereses. Si no logran identificarla e incluirla en la lista de seleccionados, disponen de un servil y mercantilista congreso para que la vigilante y servicial doctora de mentiras, siga al frente de tan desprestigiado aparato de persecución penal.
El Ministerio Público es definido como una Institución con funciones autónomas que promueve la persecución penal, y dirige la investigación de los delitos de acción pública; además, debe velar por el estricto cumplimiento de las leyes del país. Si cumpliera sus obligaciones, ya debería estar investigando los atolondrados y precipitados cambios de rectores para la conformación de esta comisión, que está hecha a la medida de los intereses espurios del pacto de corruptos.