Sergio Penagos

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Sergio Penagos

Eran los tiempos de la luna miel de los avorazados empresarios de Guatemala con el dueño de la finca sandinista. Su desmedida ambición se manifestó cuando Antonio Malouf, presidente de CACIF, viaja a Nicaragua para invitar al mandatario nica al Encuentro Empresarial de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, a realizarse en Antigua Guatemala el 15 y 16 de noviembre, este gran cónclave que reúne a las élites políticas y económicas latinoamericanas.

La fotografía evidencia la situación antes de la ruptura del pacto entre empresarios nicaragüenses, centroamericanos, los Estados Unidos, la jerarquía de la iglesia católica y el régimen orteguista, que les garantizó certeza jurídica para las grandes inversiones nacionales y transnacionales, ofreciendo exenciones de impuestos, facilidades de operación y ausencia de controles en la protección de los trabajadores, lo que explica el incremento de la desigualdad y la concentración de la riqueza en las empresas inversionistas y la familia Ortega-Murillo. Ortega encabeza un régimen corrupto y autoritario, que los empresarios y Estados Unidos han defendido y sostenido política y económicamente, a sabiendas que es un gobierno sin voluntad ni capacidad para construir un proyecto social transformador y democrático. Este apoyo servil llegó a ser considerado un modelo político ideal para impulsar negocios, el gran sueño de la estabilidad neoliberal, que se impone con la violencia o con la renuncia a los principios democráticos. Para facilitar la tarea de desarmar la economía nicaragüense y empobrecer más a la población, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, se redujo a una maquinaria, represiva, electorera y burocrática para la gestión del poder estatal, sin debate, sin asamblea, sin proyecto revolucionario, sin movilizaciones contestatarias y críticas, como denunció el fundador del FSLN y comandante de la Revolución, Henry Ruiz. Se anuló progresivamente el proyecto popular construido por la revolución en los años 80, en favor de un esquema hecho por y para las élites empresariales nacionales e internacionales y Ortega.

Por eso era indispensable que Ortega siguiera en el poder, para ello el régimen dictatorial se quitó la máscara democrática y se presentó como lo que es: una dictadura en toda la extensión de la palabra, poniendo al servicio de la reelección todas las artimañas, tretas y mecanismos ilegales para eliminar a la oposición política, encarcelando a los posibles candidatos, clausurando partidos políticos, medios de comunicación independientes y utilizando grupos de paramilitares en la represión y agresión a la población civil. La cooptación del Estado es total, no existe la independencia de poderes, los llamados pesos y contrapesos, ni la fiscalización de las funciones de los diferentes organismos del gobierno. Todo está bajo el control del César tropical, que presume de ser el César Sandino de una revolución que él mismo ha traicionado.

Ahora, para zafar bulto, desde Guatemala el Consejo Nacional Empresarial (CNE) emitió un comunicado a las 21:08 horas de este domingo 7 de noviembre, en rechazo a los comicios nicaragüenses, enfatizando la ausencia de un proceso democrático. El Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), madrugó para emitir un comunicado respecto del mismo tema este lunes a las 9:09 horas. En su comunicado el CNE declaró los comicios como una farsa electoral desarrollada por el régimen de Nicaragua, la cual obstaculiza la democracia del país. Según el CNE, la perpetuación en el poder del régimen de Ortega y su esposa Rosario Murillo, fue consecuencia de la detención arbitraria de opositores políticos, el bloqueo a la inscripción de opciones electorales, ataques a periodistas y prensa independiente. Además, consideró que las ilegítimas elecciones en Nicaragua son una afrenta a la democracia. Agregando que los sectores productivos representados en CACIF, expresan su preocupación por el clima político y la falta de garantías para hacer negocios, que impera en Nicaragua.

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