Sergio Penagos
El término maquiavélico es un adjetivo que se emplea para indicar las acciones o actitudes de astucia, engaño y doblez que emplean algunas personas, con un propósito específico, sin importar los medios empleados para alcanzarlo. El término maquiavélico deviene de la corriente de pensamiento llamada maquiavelismo, en alusión al escritor italiano Nicolás Maquiavelo, autor del reconocido libro El príncipe, en el cual expone su interés por los temas políticos y la lucha de poder, al margen de lo moral y lo religioso, por eso se dice que es maquiavélica toda acción negativa, dañina o inmoral.
Para Maquiavelo lo importante es alcanzar el fin propuesto sin importar los medios. Es decir, los políticos deben trabajar para obtener poder, sin detenerse o dar mayor importancia a lo que se considere moral o religiosamente correcto. Es una manera de justificar las acciones inmorales, que identifican a la persona manipuladora, mentirosa y cínica, que acostumbra a engañar a los demás e incluso utilizarlos para avanzar en sus ambiciosos proyectos.
Las personas maquiavélicas se caracterizan por simular ser honestas, cuando en realidad no lo son, en consecuencia acostumbran a decir lo que los demás desean escuchar, generalmente mentiras. Lamentablemente este tipo de individuos se encuentran en cualquier lugar, en algún cargo político, puesto de trabajo, grupo de amigos o incluso en la familia. En Guatemala, abundan los ejemplos en la fauna política, sus adláteres y sus imitadores, que se ufanan de realizar acciones deshonestas para enriquecerse a costa de los demás.
Un plan maquiavélico está constituido por acciones qué tienen como finalidad lograr un objetivo personal, pero qué en su proceso desarrolla acciones que perjudican a las personas que no son de su interés. Para lograrlo se recurre a hacer trampa, engañar, mentir o despistar, es decir todo lo inmoral e injusto que se pueda, con tal de obtener la victoria. Por ejemplo: atendiendo las irresponsables órdenes del presidente, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, en cumplimiento de su mandato constitucional y la rectoría que debe ejercer en caso de epidemia como la de COVID-19, plantea las bases estratégicas para la adquisición, distribución, uso y evaluación de la vacunación contra el virus SARS-CoV-2, como una estrategia nacional de prevención, control y mitigación de esta epidemia de impacto nacional, con el objetivo de planificar, programar, coordinar y asegurar el financiamiento, adquisición, provisión y uso de las vacunas contra el SARS-CoV2 para reducir la morbilidad y mortalidad generada por la COVID-19 en la población guatemalteca, y mitigar las consecuencias humanas y socioeconómicas derivadas de la misma. Este Plan de vacunación colapsó 150 días después de haberse aprobado Este jueves 10 de junio 2021 los centros de vacunación en la capital cerraron porque no hay vacunas, con el agravante del desabastecimiento hospitalario y la escalada de contagios y muertes.
La viceministra administrativa de Salud, Nancy Pezzarossi, describió como “fuera de control” el número de casos de covid-19 en Guatemala; además, como táctica establecida por el Presidente, culpa a la población: “creo que ha habido, hasta cierto punto, un poco de irresponsabilidad de parte de la población. El aumento de casos es importante, la mayoría es gente joven, hospitales colapsados por cantidad de casos de coronavirus en el país, con aumento de contagios en todas las cabeceras y municipios”. La razón por la que el plan de inmunización no avanza es una: no hay vacunas. Esta situación trágica obedece a una mala gestión reiterada del gobierno, magnificando el desorden y la desinformación.
El irresponsable Presidente estableció los lineamientos de su maquiavélico plan de gobierno: negar la gravedad de la pandemia, sustituir la vacuna por un medicamento para animales, desobedecer el confinamiento, aprovechar la pandemia para realizar oscuros y deshonestos negocios, eludir su responsabilidad y mentir en forma descarada y reiterada ¿Qué pretende este incapaz Presidente?