Sandra Xinico Batz
El 28 de diciembre el Movimiento para la Liberación de los Pueblos -MLP- eligió y proclamó en asamblea a Thelma Cabrera (mujer mam, defensora de derechos humanos, de la tierra y el territorio) como candidata a la presidencia y a Jordán Rodas (ex Procurador de los Derechos Humanos) como candidato a la vicepresidencia, para las elecciones generales que se realizarán el 25 de junio de 2023.
A diferencia de los (malos) partidos tradicionales que han realizado sus asambleas en hoteles de la ciudad de Guatemala, en medio de lujos, despilfarros y prebendas, el MLP reunió a delegadas y delegados de distintos territorios del país en la comunidad Santo Domingo Suchitepéquez, Suchitepéquez, quienes con sus propios medios viajaron decenas de kilómetros para participar en la “Asamblea Plurinacional”. Su propuesta política afronta el racismo, machismo y colonialismo de este país, desafiando e incomodando a los grupos hegemónicos, que por más de doscientos años han controlado con violencia la república y el Estado.
La participación del MLP en las elecciones significa una lucha, una batalla, ya que es un instrumento político que se ha formado desde abajo, desde las poblaciones históricamente excluidas y empobrecidas, desde las comunidades organizadas, que están hartas de este sistema político y económico podrido, que se enriquece de la desgracia y el hambre de la mayoría. El hecho de ser un movimiento que no proviene de las élites, que no está financiada por los gringos o el crimen organizado, le hace blanco de ataques, que van desde la difamación hasta el hostigamiento, como lo ha hecho el mismo Tribunal Supremo Electoral, que evidentemente ha privilegiado a los (malos) partidos tradicionales (o partidos viejos pero con nuevo nombre), permitiéndoles trasgredir la Ley Electoral descaradamente, pero al tratarse del MLP y de Thelma Cabrera, se ha buscado anularles con la constante amenaza de sanciones en su contra, por el contrario, a los malos partidos les ha permitido hacer campaña no solo anticipada sino permanente, porque desde las últimas elecciones no se detuvieron.
Los grupos de poder pensaron que pasadas las elecciones de 2019 el MLP dejaría de existir, nunca pensaron que solo era el inicio de algo más grande y profundo, se les olvidó que es un instrumento político que emerge desde pueblos que han resistido por más de 500 años, que si siguen existiendo a pesar del genocidio ha sido por su perseverancia y su fuerza, porque su existencia no ha sido gracias a la protección del Estado colonial, sino que se debe a la lucha constante y que por generaciones se ha impulsado para proteger la vida de nuestros pueblos y de la naturaleza.
Los pueblos y grupos sociales que vivimos los costos de la corrupción, desigualdad, impunidad e injusticia del Estado colonial tenemos un papel fundamental en esta lucha, de ir de voz en voz, de persona en persona, para provocar la reflexión de la urgente necesidad de no permitir que los mismos sigan gobernando, de no perder la memoria.
Esta batalla ya inició y nadie la detiene.