Sandra Xinico Batz

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Sandra Xinico Batz

El genocidio implica la creación, experimentación y aplicación de formas de aniquilamiento. Los mecanismos de exterminio no radican solamente en provocar la muerte física e instantánea de las personas, sino que se trata de la intencionalidad del Estado en inducir la destrucción del modo o de los modos de vida de un pueblo, lo cual implica trastocar todos los ámbitos que conforman su ser social y político, los cuales sostienen su concepción de la existencia, que en el caso de los pueblos originarios no solo no encaja con la percepción capitalista que predomina en el Estado nación, sino que se contrapone a esa ideología en la que todo es vendible y comprable. Se quita la tierra porque esta implica el espacio-tiempo donde se desarrolla la vida de un pueblo en presente y futuro, el territorio alberga esa noción de existencia que se busca heredar a las generaciones próximas, por eso para el colonialismo despojar a un pueblo de su territorio es fundamental, porque es como cercenar la raíz para que un modo de vida ya no siga creciendo ni reproduciéndose.

El principal móvil del genocidio en Guatemala es el racismo, el cual es importante reiterar no se trata únicamente de la discriminación, sino que principalmente se trata de poder, de ideología, de generar condiciones para seguir ejerciendo control o dominación sobre los pueblos; el Estado en Guatemala funciona como un ente que se encarga de garantizar que dicho control sea ejercido y que el genocidio continúe; parte de su misión es asegurarse de que el aniquilamiento de las formas de vida de los pueblos sea un proceso permanente y para esto se requiere la institucionalidad, por ende, la generación de políticas.

Hostigar, criminalizar, vigilar, despojar, desplazar, castigar a los pueblos es parte del proceso de exterminio porque tiene la intencionalidad de deshacer ese modo de vida que resiste y que significa para el modelo de acumulación extractivista un obstáculo, que le genera múltiples problemas para cumplir su objetivo de acaparamiento; por esto el Estado insiste en deshacer la cosmovisión para imponer la ladinización, porque con ello se asegura un cambio total alrededor de como se percibe la existencia y por ende el entorno. No basta con tener a los pueblos “alineados”, es necesario que dejen de ser lo que son, para tener acceso libre a lo que conciben como “recursos naturales”, para explotarlo todo no importando el costo, porque al final dicho costo siempre lo pagarán las personas o grupos sociales más empobrecidos.

Lo que está pasando en El Estor, Izabal, es una muestra de como opera el Estado para garantizar la continuidad del genocidio, porque existe la intencionalidad de ejercer control sobre una región que quiere ser “limpiada”, porque la resistencia de las comunidades les significa un problema para continuar enriqueciéndose y la acumulación de riqueza significa acumulación de poder. Izabal es un territorio rico en biodiversidad, por ello ha está invadido de empresas extractivas, que se valen del Estado colonial para mantenerse impunes. Existe una relación intrínseca entre Estado y extractivismo.

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