Samuel Flores

Periodista, fotógrafo y catedrático universitario, interesado en la recuperación de la memoria histórica del periodismo en Guatemala. Comprometido con la formación académica de la juventud mediante la investigación, verdad y justicia. Opositor a la corrupción, despilfarro y excesos cometidos por los gobernantes y funcionarios que se han enriquecido a base de la pobreza extrema de la población principalmente en el área rural.

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El 20 de agosto tenemos una cita histórica con la Democracia, elegiremos al gobierno que durante los próximos cuatro años regirá el destino de la nación. Si de aquí al domingo no fructifican intentos por detener el balotaje, tenemos dos opciones: la primera que ofrece lo mismo que los gobiernos de Otto Pérez Molina, Jimmy Morales y el actual; y la segunda, que representa el rescate de la institucionalidad y atención a las necesidades de las grandes mayorías de sectores vulnerables y desprotegidos.

Estas elecciones son trascendentales por constituir el preámbulo a la elección de magistradas y magistrados de la Corte Suprema de Justicia, CSJ; de la CC; que permita desmantelar el pacto criminal que hoy tiene de rodillas la institucionalidad. Es indudable que los últimos tres gobiernos profundizaron la destrucción de la separación de poderes en Guatemala, con una CSJ de facto, una CC de dudoso proceder, una fiscalía y Congreso oficialista que apoya las políticas que incrementan la pobreza, el desempleo, el alto costo de la vida, corrupción, la criminalización en el campo y periodistas, así como medios de comunicación impresos.

El futuro y desarrollo de Guatemala están en juego y es nuestra responsabilidad como ciudadanos defenderlo en las urnas. Logramos un paso fundamental durante la primera vuelta, ahora debemos ratificar nuestro voto hacia el movimiento que ofrece el cambio.

Recomiendo a los guatemaltecos leer y analizar los planes de gobierno de la UNE, que responde a grupos gremiales, sectoriales, que más parece un documento mercadeo de campaña, con ofrecimientos de programas clientelares, mensajes populistas y ofrecimientos de bolsa solidaria “mejorada”, bono (15, o de Semana Santa) y otros.

Por aparte, el plan de gobierno de Movimiento Semilla explica de donde provendrán los fondos para la construcción de unos 500 kilómetros de carretera a nivel nacional, creación de fuentes de trabajo, y cómo desmantelar la red de corrupción enquistada en el Estado.

Los ojos del mundo están puestos en estas elecciones. La presión de la comunidad internacional manifestada en la visita de una misión de observación de la OEA que logró el compromiso del gobierno de garantizar la transición al candidato/a que resulte electo, y el respeto a los resultados del voto de los guatemaltecos; los llamados de atención de los Estados Unidos, la Unión Europea, gobernantes de países amigos de Guatemala, así como organismos de desarrollo, de derechos humanos, de prensa, organizaciones indígenas, campesinas y de la sociedad civil, son fundamentales en esta elección.

Sin embargo, en el horizonte “pos segunda vuelta” se forman nubarrones que pueden enturbiar el ambiente político. Hablamos de la criminalización contra miembros del partido Semilla; los intentos de disolver ese movimiento después de las elecciones, y otros, orientados a impedir que su bancada de 23 diputados asuma en el Congreso. Esas acciones pueden destruir la democracia e impedir la toma de posesión del 14 de enero 2024.

Nuestro voto es trascendental para detener el avance de la ocupación de la USAC; la Contraloría, la CC, CSJ, MP, el TSE, el Congreso, por funcionarios que únicamente han llegado al gobierno a enriquecerse a base de la pobreza de los guatemaltecos.

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