Samuel Flores

Periodista, fotógrafo y catedrático universitario, interesado en la recuperación de la memoria histórica del periodismo en Guatemala. Comprometido con la formación académica de la juventud mediante la investigación, verdad y justicia. Opositor a la corrupción, despilfarro y excesos cometidos por los gobernantes y funcionarios que se han enriquecido a base de la pobreza extrema de la población principalmente en el área rural.

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Los resultados de la primera vuelta de las elecciones 2023, son claro ejemplo de la pérdida de influencia que en décadas anteriores ejercieron la televisión y las encuestas. Prueba de ello son: como el ex candidato a diputado Aldo Dávila, y el ex candidato presidencial del partido VOS, Manuel Villacorta, influyeron negativamente en su elección el día que difundieron en un video su apoyo al nieto de Álvaro Arzú, Sebastián Arzú, como candidato a alcalde de la capital, lo que significó la caída de ese partido que se perfilaba como uno de los favoritos.

Simpatizantes y ciudadanos que se encontraban indecisos de dar su voto a Villacorta desistieron de esa opción y votaron por el Movimiento Semilla, con lo cual se abrió la posibilidad de llevarlo a la segunda vuelta, tal como lo demuestran los resultados parciales emitidos por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Por otra parte, la televisión, desde sus inicios, se ha caracterizado por acercar contenidos de carácter noticioso, informativo y de entretenimiento a la audiencia por más de 70 años, a cambio de obtener distracción e información. Al mismo tiempo, los canales de televisión se han afanado en atraer la atención de un público cada vez más exigente de noticias al instante y contenidos de su elección.

Sin embargo, en 2004 aparecieron las redes sociales y, con ellas, un estilo distinto y poco conocido de informar, comunicarse y socializar. Desde esa fecha, los canales de televisión han incorporado contenidos informativos compartidos en las redes sociales a fin de atraer la atención del público consumidor. Además, las redes sociales acapararon en este proceso electoral mayor inversión por concepto de pauta publicitaria, reduciendo las ganancias de los canales de televisión y medios impresos.

En Guatemala -y durante varias décadas- el monopolio que ejerció la denominada “televisión nacional”, en la preferencia del electorado fue más que notoria, de esa cuenta, los binomios presidenciales de todos los partidos buscaban el favor de los canales para transmitir sus mensajes desde el gobierno de Marco Vinicio Cerezo, 1986, hasta la elección que llevó a la presidencia a Otto Pérez Molina, y Roxana Baldetti, del Partido Patriota, en 2012.

Además, las encuestas publicadas por medios impresos fallaron en varias ocasiones, lo cual demuestra su manipulación, o falta de certeza. De tal cuenta, que las redes sociales imponen a paso ligero su preferencia e influencia ante el electorado abriendo una nueva brecha de análisis para descifrar el comportamiento de los seguidores ante temas de interés nacional como las elecciones 2023.

Esta es una oportunidad que los guatemaltecos debemos aprovechar para meditar a conciencia a quién elegiremos como autoridades, para alcanzar el cambio anhelado, y programas de desarrollo que durante décadas le han sido negados a los campesinos, indígenas, habitantes de cinturones de pobreza de las áreas urbanas.

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