Rodulfo Santizo

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Guatemalteco, migrante, facilitador de procesos para fortalecer el tejido social, visor y monitor del bienestar social, multifacético, persistente, soñador por una Guatemala diferente, gestor en desarrollo.

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En la actualidad muchas personas tienen participación comunitaria sin ejercer un liderazgo que los posesione cómo verdaderos urdidores de procesos de la comunidad, siendo una constante que acomoda a muchas en su paso por la aventura comunitaria dejando que otros sean los que toman iniciativas y vayan a la vanguardia en propuestas e iniciativas que vayan al camino de velar, defender y proteger los intereses, beneficios y derechos de la comunidad; esto se evidencia mucho en la comunidad migrante, algo totalmente diferente a cómo se practica la participación comunitaria en nuestras comunidades de origen en Guatemala. ¡Este fenómeno puede que se deba a que tenemos una Nueva Idiosincrasia que se ha adquirido por diversas razones, tema de interés antropológico!

En este contexto es interesante retomar el tema comunitario y cómo debemos interpretarlo para tener una buena relación en nuestro entorno comunal.

El liderazgo es un fenómeno de inevitable discusión en psicología e intervención comunitaria; sin embargo, la investigación sobre este constructo es escasa. El liderazgo por la comunidad y el liderazgo de la comunidad. El primero se refiere a la presencia de líderes o dirigentes representantes de la comunidad de quienes se describen sus características y desafíos, mientras que el segundo hace alusión al capital social acumulado en pos de un cambio para la comunidad. Se describen estrategias de intervención utilizadas para ambos niveles, concluyendo que es fundamental considerarlos como acciones complementarias.
Palabras-clave: liderazgo comunitario, intervención comunitaria, liderazgo para la comunidad, liderazgo por la comunidad.

La intervención comunitaria se caracteriza por el papel activo y protagónico que toman los miembros de la comunidad en la acción social (Sánchez, 1991). Lapalma (2001) la define como un «procesos intencionales de cambio, mediante mecanismos participativos tendientes al desarrollo de recursos de la población, el desarrollo de organizaciones comunitarias autónomas, a la modificación de las representaciones de su rol en la sociedad y sobre el valor de sus propias acciones para ser activo en las condiciones que las marginan y excluyen» (p. 62).

Así, se revela la importancia de la participación como sello distintivo del trabajo comunitario respecto a otro tipo de intervención social. La participación comunitaria es el resultado de un proceso, donde los agentes comunitarios van transitando por diversos niveles crecientes de autonomía y colaboración hasta llegar a la toma de decisiones (De la Riva, 2001), por lo que es un concepto estrechamente ligado a las trayectorias que toma el sistema de liderazgo en la democratización de las relaciones sociales, de tal manera que «la participación sin liderazgo resulta si no imposible, difícil de lograr» (Illescas, 2005, p. 16).

Por su parte, Banyai (2009) indica que el liderazgo es la fuerza motriz del desarrollo y el canal a través del cual fluyen las características para mejorar las capacidades de la comunidad para producir resultados mediante la utilización de los recursos que dispone (Miyoshi & Stenning, 2008), lo que se traduce en fortalecimiento, que representa uno de los objetivos fundamentales de la IC (Sánchez, 1991; Montero, 2009).

Putnam (2000), en este contexto, refiere que la necesidad de robustecer el liderazgo comunitario (LC) es una situación altamente reconocida, por lo que no solo es importante para la psicología comunitaria, sino además de inevitable discusión (Montero, 2003). Sin embargo, a pesar de la trascendencia del concepto, existe una escasa preocupación por estudiarlo (Miranda, 2003), pues la mayoría de los estudios en comunidad lo toma como una variable secundaria, mientras que los modelos de intervención ajustan las concepciones provenientes de otros campos, sin considerar el complejo contexto del fenómeno comunitario. Dadas estas razones, no se tiene claridad sobre cómo difundir el liderazgo a través de las comunidades (Wituk, Ealey, Clark, Heiny & Meissen, 2005), elemento clave en las experiencias exitosas (Chrislip & Larson, 1994; Calzadilla, Price, Riveros & Mateos, 2000) lo que hace relevante su abordaje, particularmente cuando se considera que una de las estrategias más comunes en la Intervención Comunitaria es la formación de líderes.

Liderazgo comunitario e intervención comunitaria

La sociedad está experimentando profundos y rápidos cambios, razón por la cual la intervención de los miembros de la comunidad en las actividades de su interés debe ser complementaria a la intervención de la administración pública. De allí que desde la Intervención Comunitaria se insista en la complementariedad entre las acciones comunitarias y las gubernamentales, «pues en cualquier sociedad o grupo humano suficientemente extenso y complejo, ambos enfoques son probablemente necesarios y complementarios, pues siempre habrá grupos o personas que no cumplan las asunciones implícitas en cada uno de estos pasos.

Queda pues en el ambiente la relación entre el Liderazgo Comunitario y la Intervención o Participación Comunitaria, las cuales deben estar presentes siempre, con el afán de que siempre surjan constantemente personas que ejerzan la función de liderazgo para guiar, orientar y dirigir, impulsando ideas y propuestas, siendo los estrategas y verdaderos pensantes de la comunidad; quedando evidenciado que entre los migrantes guatemaltecos en el extranjero hay más Intervención o Participación Comunitaria que Liderazgo Comunitario.

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