Rodulfo Santizo

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Guatemalteco, migrante, facilitador de procesos para fortalecer el tejido social, visor y monitor del bienestar social, multifacético, persistente, soñador por una Guatemala diferente, gestor en desarrollo.

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Príncipe Carlos, que con el correr de los años te convertiste en el Rey Carlos como dicen mis hermanas Michy y Berny, luciendo siempre guapo, apuesto, simpático con esas características y rasgos españoles que te dieron esa elegancia, prestancia y caballerosidad muy marcada en tu forma de ser.

Una tarde primaveral de junio nos dejas con mucha tristeza, llorando tu partida hacia el eterno descanso donde van las personas que dejaron ejemplo y legado muy difícil de superar como bien dice Carlitos tu primogénito “zapatos difíciles de ponérselos”; Nory, Marielos, Carlitos, Pablito, Bebeto, Paulita, Gabriel, Sofia, Susy hoy lloran y sienten tu ausencia, ellos siempre disfrutaron muy de cerca tu amor y cariño, porque no mirabas nada feo a la vida.

Hoy nosotros tus hermanos, sobrinos, cuñados, hermanos en Cristo y amigos también estamos con ese nudo en la garganta llorándote y recordando muchas historias y anécdotas que marcaron nuestra vida, fuiste ese ser humano benigno que nos diste una lección de vida, reconociendo como familia cercana que fuiste nuestro padre y complemento de nuestra educación y formación.

A nuestra memoria hoy vienen tantos y lindos recuerdos de tu larga vida en ese recorrer de más de 75 años, suficientes para ser un influencer en muchas personas que tuvieron la oportunidad de tratar contigo y que también hoy se expresan de tí con tristeza, admiración y mucha nostalgia.

Supiste triunfar en tu país Guatemala, porque tuviste muchas oportunidades que aprovechaste, también lo hiciste en tierra ajena como Estados Unidos a donde viniste con el deseo que tus hijos aprendieran y forjaran un destino, supuestamente estarían unos cinco años en el país del norte, viaje que se  convirtió en más de 35 años, casi toda una vida.

Disfrutaste la vida, viajaste, amabas la marimba, como siervo de Dios demostraste que tenías en las venas el don de servicio heredado principalmente de nuestra madre, quienes con esa marcada “CANDIDEZ” silenciosamente eran buenos Samaritanos, practicando el amor al prójimo de manera indiscreta, sin llamar la atención, con un perfil bajo que no buscaban ser reconocidos.

¡Ah! mi grande y muy querido Charles Bronson cómo te decía en las llamadas de los lunes y viernes en mi viaje a Yelow Spring West Virginia, las cuales extrañaré y ocuparé ese tiempo en recuerdos y seguir enforzando ese cariño, admiración y amor que siempre te tuve, porque fuiste muy importante en mi niñez, infancia y forma de comportarme en esta vida.

Tendré presente aquellos viajes a las ferias ganaderas de Jutiapa, Comitán de Domínguez Chiapas México, Chaculá Nentón, tus agradables visitas a Huehuetenango, aquellas fiestas de fin de año en nuestro querido Quetzaltenango y las reuniones familiares donde marcabas el punto con tus chistes de salón con ese buen español que siempre manejaste.

Traté de imitar tu letra cursiva, por unos momentos pensé que lo había logrado, pero fue difícil llegar a esa excelencia, elegancia y forma de escribir que heredaste de nuestro padre. Siempre fuiste un hombre de orden, con don de mando desde tu infancia porque fuiste un buen administrador y amante de las actividades agropecuarias, las que disfrutabas con mucha dedicación, vienen a mi mente las jornadas de vaquería en plenas actividades de manejo del ganado vacunando, desparasitando, capando a los toretes de desmadre.  Tenías destrezas de buen jinete con soga en mano para lazar a los bravos novillos en los toriles y verdes y planas praderas de estrella africana.

Recibía tus regaños y consejos por mis locuras de revolución y rebeldía social, las cuales terminábamos justificando cuando se trataba de velar, proteger y defender los intereses, beneficios y derechos de los más desprotegidos.

En el deporte fuiste un gran defensor en los recordados Bilbao de Génova y Atlético Junior en Coatepeque, logrando muchos éxitos, equipos con varios elementos que demostraron con altura física de cómo practicar el deporte como una disciplina que sirve para las mejores relaciones sociales entre los seres humanos.

Carlos, no es un adios, es un hasta pronto, hoy nos queda tu recuerdo, sabias enseñanzas, ejemplo y legado, sabiendo que desde allá sigues velando por nosotros; sabemos y estando seguros que estando en los caminos de Dios nos volveremos a ver allá donde estas reunidos con los otros seres queridos que ya descansan en paz de Dios.

A toda la familia y amigos agradecemos de manera especial las muestras de condolencia, mensajes de apoyo y fortaleza por esta triste e inesperada partida de mi gran hermano que vino a este mundo un 2 de diciembre 1948 y se nos fue el 12 de junio 2024.

Descanse en Paz el Príncipe y Rey Carlos Santizo, aplaudimos y reconocemos tu vida, te sigo llorando en mi soledad y tu recuerdo siempre estará presente en mis brazos y manos con las manchas patognomónicas características de la edad y una marca fija pintada de negro en una de mis manos, para siempre.

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