El término postcapitalismo, comienza a circular con cada vez más frecuencia en los medios de comunicación masiva, así como en la academia, emergiendo como una propuesta teórica y práctica que plantea la posibilidad de trascender el sistema económico capitalista actual. El postcapitalismo sería un sistema impulsado por los retos estructurales y las contradicciones inherentes al modelo existente. Aunque el concepto aún es difuso, está evolucionando con el tiempo. El postcapitalismo busca reorganizar las relaciones económicas, políticas y sociales hacia formas más equitativas, sostenibles y cooperativas.
Sin duda es importante explorar qué es el postcapitalismo, cuáles son sus características distintivas y cuáles factores lo posicionan como una alternativa relevante para el mundo del siglo XXI.
Se puede afirmar que el postcapitalismo es una perspectiva económica, política y social que propone superar el capitalismo, no a través de su destrucción, sino mediante su transformación progresiva. Este enfoque reconoce que el capitalismo, con su énfasis en la acumulación de capital, el crecimiento perpetuo y la competencia, enfrenta ya límites insostenibles tanto ecológicos como sociales.
Los defensores del postcapitalismo sostienen que las transformaciones tecnológicas, como la digitalización y la automatización, junto con la crisis climática y las desigualdades crecientes, están creando las condiciones para una transición hacia un modelo económico que priorice la cooperación sobre la competencia y el bienestar humano sobre el lucro.
Entre los autores más influyentes en este debate se encuentra el periodista británico Paul Mason, cuyo libro Postcapitalismo: Una guía para nuestro futuro sostiene que las tecnologías de la información han reducido los costos marginales de producción, minando las bases del capitalismo tradicional. Mason argumenta que el capitalismo está en declive porque no puede adaptarse plenamente a un mundo donde la información fluye libremente y las tecnologías emergentes desafían las estructuras tradicionales de poder y propiedad.
Paul Mason define las características distintivas del postcapitalismo como una economía basada en la información y el conocimiento, bienes que no se ajustan al modelo tradicional de mercado. Mientras que los productos materiales son escasos y pueden ser apropiados, los datos y el conocimiento tienden a ser infinitos y fácilmente replicables. Esto plantea un desafío fundamental al capitalismo de mercado, que depende de la escasez para generar valor. Además, la economía postcapitalista se centra en redes colaborativas, de acceso abierto y con el uso compartido de recursos, debilitando así la dependencia de la propiedad privada tradicional. Por ejemplo, el software de código abierto y las plataformas colaborativas como Wikipedia ilustran cómo los modelos basados en el conocimiento pueden operar fuera de los mercados convencionales.
Otra característica del postcapitalismo es la disminución del papel del trabajo asalariado. La automatización y la inteligencia artificial están eliminando empleos en sectores clave, reduciendo la necesidad de trabajo humano en la producción. El postcapitalismo reconoce esta tendencia como una oportunidad para redistribuir el tiempo de trabajo, fomentando economías del cuidado, trabajos creativos y un nuevo enfoque en el ocio como valor social. Así surgen diversas propuestas como la renta básica universal (RBU) o los llamados ingresos garantizados (IG) que son ejemplos de cómo podría reorganizarse la economía para garantizar el bienestar de todos sin depender de los empleos tradicionales.
La sostenibilidad ecológica es otra característica distintiva del postcapitalismo según lo plantean sus defensores. En contraste con el capitalismo, que se dice prioriza el crecimiento económico sobre la preservación ambiental, el postcapitalismo se fundamentaría en prácticas regenerativas, economías circulares, el decrecimiento planeado y la transición hacia fuentes de energía renovables serían los pilares centrales de esta nueva visión.
La crisis climática no es vista únicamente como un desafío técnico, sino como un síntoma de un sistema económico que opera fuera de los límites planetarios. En este contexto, el postcapitalismo propone un modelo que respete los ciclos naturales y minimice el impacto humano en el medio ambiente, enfatizando la cooperación y las redes horizontales. Una característica fundamental del postcapitalismo es su enfoque en estructuras organizativas horizontales y redes colaborativas. Esto contrasta con las jerarquías verticales rígidas y las relaciones de poder centralizadas que predominan en el sistema económico y político actual.
Los movimientos sociales globales, las cooperativas y las plataformas digitales descentralizadas son ejemplos de cómo las personas pueden organizarse para satisfacer necesidades colectivas sin depender de las grandes corporaciones o los estados nacionales centralizados.
En esta opción se plantearía una redefinición del valor y la riqueza. El postcapitalismo cuestiona la idea de que el valor debe medirse exclusivamente en términos económicos, como es el Producto Interno Bruto (PIB) en las cuentas nacionales. En su lugar, promueve métricas que consideren el bienestar social, la salud mental, la calidad de vida y la sostenibilidad ecológica como indicadores clave de éxito.
Los principales factores que estarían impulsando la transición hacia el postcapitalismo de acuerdo con quienes prevén esta transformación son varias dinámicas globales que están acelerando el interés en el modelo postcapitalista. En primer lugar, se dice que enfrentamos una crisis económica recurrente y vivimos la fragilidad del sistema financiero global, evidenciada en la crisis de 2008 y sus secuelas, que han llevado a muchos a buscar alternativas más resilientes, se evidencia una crisis climática que nos plantea la necesidad urgente de abordar el fenómeno y nos exige una reorganización radical de las economías globales. Sin duda la revolución digital facilita nuevas formas de producción, distribución y organización que son incompatibles con las lógicas capitalistas tradicionales.
Aunque el postcapitalismo es una propuesta atractiva para los críticos del sistema actual, la transición enfrenta desafíos significativos. La transformación requeriría cambios profundos en las instituciones políticas, económicas y culturales, así como una resistencia considerable de quienes se benefician del status quo.
Sin embargo, el debate no debe centrarse en si el postcapitalismo es posible, sino en cómo construir un modelo económico que aborde las crisis actuales mientras promueve una vida más equitativa y sostenible para la humanidad y todas las especies con las que compartimos el planeta. Más que una utopía, el postcapitalismo se presenta como un horizonte para imaginar un futuro más justo y resiliente.
En definitiva, el modelo del postcapitalismo no es solo una crítica al capitalismo, sino una invitación a repensar nuestras prioridades como sociedad y a explorar nuevas formas de convivencia económica, política y social.