La Asamblea Nacional Constituyente del 85 le dio a la Universidad de San Carlos el reconocimiento como única universidad estatal, le dio un presupuesto fijo de acuerdo a los ingresos del presupuesto de la nación, le dio total autonomía, le dio iniciativa de ley y le dio una amplia participación en el gobierno al formar parte de muchas juntas directivas con representación de la universidad. Y le dio, el ser parte de las Comisiones de Postulación que proponen los candidatos a elección de segundo grado.
La universidad tiene su propia forma de elegir a sus gobernantes a través de un Consejo Superior Universitario, que elige o designa a los representantes de la universidad a estas directivas o a estos cargos temporales que proponen listados de candidatos.
El problema: los constituyentes nunca nos imaginamos cómo la universidad se iba a politizar, cada puesto que es electo en la Universidad de San Carlos pasa por un proceso casi equivalente al proceso por el que tiene que pasar un candidato a alcalde o candidato a diputado. Por supuesto, con menor cantidad de votos, pero al final por votos.
De esta manera, los decanos de las distintas facultades, los representantes estudiantiles y distintos cargos dentro de la universidad, electos en la mayoría de los casos por los estudiantes, son motivo de la presión y el chantaje. Esto vino a sustituir algo que ya era malo, el populismo, pero dejó de ser lo que la Constituyente esperaba, que tanto estudiantes como catedráticos escogieran a lo mejor de sus filas como era en el pasado.
¿Qué pasó? De acuerdo a nuestro entrevistado en ROBERTO ALEJOS PODCAST esta semana, en la Universidad de San Carlos ha pasado de todo. Como está pasando en la política nacional, pues para escoger a sus gobernantes los que tienen el poder de turno, acuden a lo que sea para mantener este poder.
En la actualidad, haber suspendido clases por la pandemia permitió que todo sea más fácil de manipular. El regreso a clases no se ha terminado de dar en su totalidad y con descaro quienes ostentan el poder quieren mantenerlo a base de amenazar a los estudiantes, de hacerlos perder sus cursos y en algunos casos ni siquiera darles fecha para sus exámenes de privados o el público, les dan fechas, pero ponen examinadores que los hacen perder.
Definir qué es lo que sucede, es tan difícil como explicar qué es lo que está sucediendo en la política partidista del país y todo lo que los que están en el poder hacen para mantenerlo. Como el caso del gobierno pasado, donde trabajaron con los alcaldes para que estos se quedaran con el gobierno y apoyaran la campaña política de quien había sido elegido candidato a la presidencia.
NO SE VALE Que la política universitaria, que en su momento histórico fue la base y el nacimiento de grandes líderes políticos, que usaron su liderazgo universitario para convertirse en líderes a nivel nacional; hoy y no existan y los actuales se quieran quedar. Pero peor aún, que lo quieran hacer como lo están haciendo en otros países, a base de interpretar las leyes a su manera y de abusar del poder, de amenazar a la población y hasta de falsear los datos.
Es un tema difícil de entender y por eso le dediqué el capítulo de esta semana, porque manteniendo la idea de ser didácticos, tenemos que conocer cómo las elecciones se están manipulando. Y lo importante es que esto es para el futuro del país, porque los representantes de la universidad, en los distintos sectores en donde están, tienen mucho peso en la toma de decisiones y actualmente el poder está tan cooptado como está el poder de la nación.
YA ES HORA que las y los estudiantes de una u otra manera se reorganicen como ya lo habían logrado, para evitar que la manipulación continúe. Para evitar que quienes actualmente están en el poder sigan aprovechándose del mismo para mantenerse en él , pero peor aún, para elegir personajes oscuros en los cargos importantes que hay que elegir el próximo año en este país.
Los estudiantes y catedráticos de la Universidad de San Carlos han jugado papeles históricos que hoy no están jugando. Fueron, en su momento, famosos por no dejarse, por ser los críticos al gobierno de turno más fuertes y peor aún, ser quienes presionaban para provocar los cambios que el país necesita. Hoy pareciera que este tema está perdido y por eso tratando de ser positivos vamos a buscar la manera de presionar para que las cosas cambien.
Que nos duela la situación del país en lo que está pasando en la única universidad estatal, no sólo en materia de corrupción y de manipulación; sino en los preparativos que ya vienen para seguir operando de esta manera y ser parte del grupo que controla el país llevándolo a los rincones más oscuros de la participación ciudadana. Que ese dolor sea motor para actuar, involucrarnos, exigir y trabajar por cambiar el rumbo de Guatemala. Caminemos, participemos… o no avanzamos.