Con la más reciente resolución emanada de la Corte de Constitucionalidad (CC), el panorama electoral se torna un poco más claro. Esto nos obliga a recordar el día en el que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) oficializó los resultados de la primera vuelta; unos resultados que, aún con todos los bemoles, quedó firme para el 20 de agosto, pese a las muchas acciones judiciales que en determinado momento habrán de ser resueltas, sin que esto ponga en riesgo la voluntad popular.
No pretendo redundar en las posturas ideológicas de los candidatos ganadores de la primera vuelta y que conforman el menú de la segunda ronda de elecciones, ya que tenemos, por un lado, a una Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y por el otro, a un Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla. Ambos candidatos militando como socialdemócratas, pero con un manejo totalmente diferente. Torres, como ya he mencionado, inclinada al sector de centroderecha y gestando alianzas con sectores conservadores e intentando recuperar el abrigo de los grupos civiles. Por el otro lado, un Bernardo Arévalo, que aparentemente milita en solitario, sin alianzas y, supuestamente sin recibir ayuda en su defensa del sistema electoral, aprovechando espacios y reuniones y como actor de un fallido debate convertido en una breve e incompleta presentación de su plan de gobierno, sin poder profundizar en los temas álgidos que preocupan a la nación y que son la base de la campaña de desinformación galopante entre ambos contendientes y que hacen mella entre quienes dudan del sistema.
No obstante la determinación del TSE de respetar los primeros resultados y defender el proceso en su segunda vuelta, los juicios encaminados, y los que indudablemente surgirán por nuevas demandas y acciones judiciales, tendrán que llegar a su fin. Tendrá que haber resoluciones porque insisto en que la defensa de la democracia es perenne, ya que va más allá del 20 de agosto y deben cerrarse los casos, finiquitarlos porque no deben dejarse a medias temas tan importantes como el cierre de este proceso.
YA ES HORA de que el Ministerio Público (MP) y aquellos grupos que se resisten a aceptar los resultados frenen su actuar y dejen sus planes para revertir lo que indudablemente no era lo que esperaban. No hay duda de que seguirán actuando y encaminarán acciones contra digitalizadores, contra funcionarios del Registro de Ciudadanos (RC), también lo harán contra el sistema de informática. No me opongo a las investigaciones porque es necesario que todo se aclare, especialmente lo relacionado a la supuesta inclusión de personas fallecidas y las firmas falsas en la conformación de Semilla como partido político. Tendrá que haber una sentencia en cada uno de esos juicios. Aunque ya lo mencioné, a lo que sí me opongo es a que se ponga en duda, y menos que demanden a las y los ciudadanos integrantes de las juntas receptoras departamentales y municipales y a quienes voluntariamente integraron las mesas receptoras de votos.
NO SE VALE que en esta segunda vuelta electoral se repita el fenómeno de la primera y no se asista a las urnas o bien se vote nulo. En esta segunda vuelta, independientemente de por quién votemos, debemos votar porque el que gane -UNE o Semilla- tendrá que afrontar un sistema de justicia que no es precisamente el mejor del mundo, y para ello deberá contar con el respaldo popular a través del voto.
Es lamentable que no se propicie el debate, ya que tenemos una sociedad que no está acostumbrada al diálogo, un diálogo que no se ve desde la Constituyente y cuya ausencia ha provocado que los temas constitucionales no tengan eco. Por lo tanto, el primer paso para fortalecer, recuperar, inclusive, rehacer el sistema fallido, siempre será el diálogo y regresar a los principios de la Constituyente o ¿será que hay otro camino?