José Roberto Alejos Cámbara
El desconocimiento del sistema electoral tiene consecuencias negativas para la democracia y la participación ciudadana en Guatemala. Cuando los ciudadanos no comprendemos cómo funciona el sistema electoral, hay más probabilidades de desinterés, desmotivación, e incluso, exclusión del proceso. Por consiguiente, una baja participación y una representación política sesgada debido a que sólo un sector de la población ejerce el derecho al voto.
Ese desconocimiento también genera en los ciudadanos una susceptibilidad que abre la puerta a la manipulación y a la desinformación. Hay más posibilidades de vernos influenciados por rumores, promesas vacías o propaganda engañosa, que socava la transparencia y la legitimidad del proceso electoral, pone en riesgo la integridad de la democracia en Guatemala y dificulta la toma de decisiones informadas y responsables.
Si los ciudadanos no estamos claros, por ejemplo, en cómo se eligen a los representantes políticos o cómo se cuentan los votos, resultará más difícil evaluar adecuadamente a los candidatos, sus propuestas y sus planes de gobierno. Esto orilla al individuo a tomar decisiones impulsivas o basadas en prejuicios, desdeñando el impacto que tendrá para el país y a una errónea elección para la calidad de vida ciudadana.
Esa falta de información también causa desconfianza en las instituciones democráticas, provocando pensamientos sobre posibles sesgos y corrupción en el sistema, deslegitimando los resultados electorales y propiciando la pérdida de la fe en la capacidad de la democracia.
El desconocimiento del sistema electoral también conlleva a la falta de interés en los jóvenes. De manera que si ese funcionamiento no se enseña de manera efectiva desde las escuelas y no se fomenta el interés por la política entre la juventud, es muy probable que éstos se alejen de la participación activa en la toma de decisiones del país, perpetuando el ciclo de las generaciones jóvenes que están al margen de las decisiones trascendentales y, por lo tanto, sus voces y propuestas no sean tomadas en cuenta en la formulación de políticas públicas. Esa ausencia de nuevos líderes también inmortaliza a la vieja política que se empeña en monopolizar el sistema.
Para contrarrestar esas consecuencias negativas para la democracia y el desarrollo, es urgente mejorar la educación cívico-política, motivar información sobre el sistema electoral, promover los derechos y responsabilidades ciudadanas, y remarcar en la importancia de participar activamente en la vida política nacional. Esto incluye, la promoción de debates y discusiones en las escuelas y la sociedad en general, así como facilitar, en cualquier época del año, el acceso a información clara y confiable sobre los procesos electorales.
NO SE VALE que sigamos confundidos, inmersos en un desconocimiento que nos conduce a la información que aparece en las redes sociales y que está lejos de ser un verdadero plan de gobierno. Dejarnos llevar por propuestas disfrazadas con canciones “pegajosas” que nos alejan de un análisis profundo, como ya lo mencioné en otras oportunidades, y así tomar la mejor decisión frente a las papeletas electorales el próximo 25 de junio.
YA ES HORA de hacer algo. Las elecciones están cerca y ya es hora de reflexionar sobre nuestra decisión y evitar que llegue al poder a alguien a quien no conocemos. Dejemos de ver en las redes sociales, los videos o publicaciones ridículas de políticos que a unos divierten y a otros nos hacen rechazar a la clase política que desde hace tiempo se ha “paseado” en la posibilidad de progresar como país. ¡Carísimo hemos pagado decidir cada cuatro años sin conocer a los “fulanos”!