José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

El “nuevo liderazgo” de las fuerzas armadas encomendado al jefe y al subjefe de la Sección de Operaciones del Estado Mayor General del Ejército (EMG) del anterior gobierno y antiguo Director del Centro de Estudios Militares (CEM) dio inicio sobre la base de que el General Efraín Ríos Montt había tomado el mando con intenciones reales de hacer verdaderos cambios.

Se dio la sustitución del responsable de la zona militar de Cobán, Alta Verapaz, Ricardo Méndez Ruiz Rohrmoser, progenitor del dirigente de la Fundación Contra el Terrorismo (FCT), Ricardo Méndez Ruiz, nombrándolo Ministro de Gobernación, lo que significó un cambio en la estrategia militar contra la insurgencia.

La clase política, con el soporte del sector económico, fue en realidad la que fraguó el golpe de Estado, la que alineó a los oficiales jóvenes e incluso a los de más alto rango, quienes tenían el control de las fuerzas de aire y tierra, dos aspectos clave para hacer factible el histórico golpe del 23 de marzo de 1982.

Fueron ellos los que decidieron quiénes integrarían la Junta de Gobierno. Eran dos militares con poder en las zonas y un militar, al que representaban y admiraban los jóvenes, quienes eran la evidencia cruda de la rebeldía manifestada contra los militares que estaban abusando del poder y manejando erróneamente la forma de combatir los ataques de la insurgencia.

Fue el Capitán Rodolfo Muñoz Piloña quien hizo público el fraude electoral de 1982, consignándolo así en el informe a sus superiores, ratificándolo años después en su libro “23 de marzo, por la Patria Todo es Poco”. Lo dicho por este militar fue lo que realmente permitió llevar a cabo el golpe de Estado.

La famosa Junta de Gobierno fue complementada por los capitanes Orlando Aguilar, Jacinto Argueda Villalta, Mario Enríquez, Arturo Sánchez y Mario Rivas. Estos personajes tenían voz y voto, infundían respeto, pero a la vez temor. A la lista ha de agregarse el nombre del subteniente Mauricio López Bonilla, quien fuera Ministro de Gobernación durante el gobierno del general Otto Pérez Molina y que tuvo que afrontar la justicia tras los eventos de la Plaza del 2015, como demanda contra la corrupción.

Otros militares, como los que mencioné en mi columna anterior, estaban con el General Fernando Romeo Lucas García, se quedaron en el poder de ese momento, incluyendo quién fue el coordinador de su campaña política.

El papel que jugó cada uno de ellos fue importante, como lo fue el de algunos -o muchos- que luego se fueron incorporando y que en la actualidad tienen incidencia en los acontecimientos y que aún repercuten sus puntos de vista en la toma de decisiones.

Uno de los temas, probablemente de los más importantes que realizó la Junta de Gobierno respaldada por la Juntita, fue organizar un Consejo de Estado al que sí obedecían. Asimismo, se “dispuso” llevar a la alcaldía a José Ángel Lee Duarte (entre 1982 y 1985). Las consultas, que permanentemente se hacían al Consejo y a Lee, para tener contacto con los sectores democráticos y socialistas del país, eran continuas y las propuestas y respuestas se tomaban con seriedad.

De manera que cuando veamos quiénes conformaron el Gabinete y quiénes integraron el Consejo de Estado; cuando identifiquemos a los allegados de José Ángel Lee y entendamos cómo fue que se convocó a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), entonces vamos a comprender por qué estamos en donde estamos y quiénes son realmente responsables de esta situación. (Continuará)

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