José Roberto Alejos Cámbara
Cuando los militares jóvenes tomaron la decisión de dar golpe de estado porque al país ya no le convenía seguir con ese sistema de dictaduras a base de fraudes electorales, tenían bien claros sus intereses. Cuando se tomó la decisión de poner un Triunvirato e integrar un Consejo de Estado para trazar la ruta de retorno a un sistema democrático, tenían bien claros sus intereses. Cuando se llevó a cabo el relevo en el mando y el equipo del General Mejía Víctores decidió mantener lo programado e integrar un Tribunal Supremo Electoral y convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, era porque tenía bien claros los intereses.
El pueblo no le dio mayoría a un solo pensamiento ideológico; dividió su voto prácticamente en cuatro grandes sectores para integrar aquella constituyente, pero ésta pudo realizar su trabajo pues estaban bien claros los intereses. Se llevaron a cabo las elecciones, tomó posesión el presidente Cerezo y a pesar de tantos intentos de golpe de Estado, se llegó al final del primer gobierno democrático con elecciones libres y transparentes porque estaban bien claros los intereses. Y por la misma razón, Serrano Elías no pudo terminar el periodo para el que fue electo porque sus intenciones no coincidían con los intereses de toda una Nación: mantener la institucionalidad.
Así se lograron las mal recordadas Reformas Constitucionales, la depuración del Congreso, se mantuvieron los Acuerdos de Esquipulas y se caminó hacia la firma de la Paz, porque estaban bien claros los intereses. La gente acudió a la plaza en el 2015, aceptó un gobierno de transición, votó por alguien que representaba el voto en contra de los políticos y ahora votó en contra de alguien, porque estaban bien claros los intereses.
Llegó la pandemia, una tragedia que jamás pasó por la mente humana que podría sucederle al mundo entero, y allí empezó la división entre los que creen que todo es producto de lo mal que hemos tratado a este planeta y que, así como el COVID, irán apareciendo mas virus, y los que creen que el virus es un invento de los que busca reducir la población mundial, controlarla y hacer dinero con la tragedia.
En Guatemala, aquella división provocada por la lucha contra la corrupción y en favor de la transparencia que nos dividió de nuevo entre izquierdistas y derechistas en círculos más cerrados, que en lo peor de la Guerra Fría, encasillando a la ciudadanía en un sector o en otro, olvidándonos de aquellos seres humanos a los que el tema ideológico no les puede importar, porque su problema de salud, educación, sobrevivencia económica y de obtener lo mínimo vital para sobrevivir, es su prioridad.
Lo cierto es que hoy lo que menos hay es diálogo y por supuesto, no habrá negociación. Cada sector está enfrascado en su tema, dedicado a defender sus intereses, ya sean políticos, económicos o sociales. Y, hasta en el tema urgente, la pandemia, en donde sí hay un sector que trabaja y se preocupa por los demás como los médicos, bomberos, en general el área de la salud, no son escuchados, mucho menos apoyados.
La falta de empatía provoca apatía. Tenemos que hacer que la población se exprese para encontrar una sola propuesta de cara a la REFUNDACIÓN.