Roberto Alejos Cámbara
El diálogo y la negociación son temas que en cualquier circunstancia se convierten en indispensables. En un sistema democrático, ambos son vitales si se desea un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Pero, ¿Cómo sabremos qué quiere el pueblo si no hay diálogo? ¿Cómo sabremos qué hacer si no hay negociación para definir el cómo?
Aquí el tema es: intereses. Todo diálogo y negociación debe ser para satisfacer los intereses de todos aquellos que habitan el país que se gobierna. Edmundo Vásquez me dice “En lo que no estaría de acuerdo es en un planteamiento que consista en buscar el restablecimiento de una relación de confianza entre la «clase política» y la ciudadanía. Esto, porque pienso que esa clase nunca se debe entender como independiente de la ciudadanía. Lo que debe surgir es una ciudadanía que genere a sus políticos”.
Hugo Hidalgo, alumno de Caminemos y que se caracteriza por su seriedad, me dijo “Necesitamos refrescar esa representatividad. ¿Generalmente son algunas aristocracias, aristocracias Mayas, aristócratas de toga (élites) y esos «tanques de pensamiento» que conocen una verdad; ¡sin embargo, la suma de las verdades es la verdad absoluta! Ya no hay confianza en la representatividad puesto que, se han convertido en posiciones de poder y no de negociación”.
Chus Arriaza, me escribe “Mira Roberto en el párrafo al que haces referencia que al analizar el método es preocupante ver que en lugar de diálogo y comunicación hay confrontación, es preocupante que no haya liderazgo para convocar y más preocupante aún porque siendo el presidente Alejandro Giammattei el obligado natural a hacerlo, no quiere negociar”. Donde haces énfasis que “en lugar del diálogo hay confrontación”, quiero decirte que, esa es la reacción que hoy se espera de la ciudadanía después de ser víctima de los engaños de todos los expresidentes y políticos que, con tal de llegar al poder, ofrecen el oro y el moro, pero solo para ellos y sus allegados. Así que no esperemos ver a una ciudadanía dispuesta a dialogar, sino dispuesta a defender y reclamar sus derechos con justa razón.
Aquí el diálogo ya no encaja, sobre todo con gobiernos que llegaron al poder como mercantilistas y rufianes de la política que lo único que han hecho es enriquecerse a costillas del pueblo negociando con lo más elemental que un país merece tener: salud, vías de comunicación para su desarrollo y educación para su progreso; y superación y de este presidente… no esperamos nada, más que se vaya.
Mientras Valerio Ibarra, columnista y miembro de Caminemos es de los que cree fervientemente en la negociación. “He dado capacitación sobre el tema, pero dadas las condiciones y situación en Guatemala, no es posible. Giammattei no tiene capacidad de negociación, siempre ha sido proclive al autoritarismo. Con el sector privado y otras fuerzas, tampoco se puede. La derecha recalcitrante está confundiendo la ideología con la corrupción, y así, definitivamente no se puede”.
En conclusión, debemos darnos cuenta de que los intereses son innumerables y que los mas sucios de ellos son los que tienen el poder y que según los expertos si no hay nada que ganar no van a apoyar el diálogo y menos la negociación, ¿Cómo provocarla? ¿Se puede?