José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Reuniéndome con algunos diputados actuales, la mayoría de ellos con la idea de ir ordenando el trabajo no realizado, veo un problema común en todos los casos, el partido en el que están. Los de la UNE tratando de mantener el partido con la fuerza que demostró tener en la última elección, pero sin la candidata que no les permitirá llegar a volver a gobernar. Probablemente estos haciendo lo correcto, pero con la judicialización de la política no logran avanzar y el tiempo vuela.

En la mayoría de los otros casos queriendo abandonar el partido en el que están. “Me quiero salir de allí porque están haciendo una alianza con un candidato con quien yo no tendría posibilidades de reelegirme” me dicen. “Con los errores del partido, ni con la base que atiendo me volvería a reelegir y además con la vergüenza de lo que se dice del partido en mi distrito, y lo peor es que es verdad y no hay nada que yo pueda hacer para evitarlo,” me comentaron otros, “porque allí yo no mando.”

No digamos los que están en el partido porque este los inscribió, pero ellos nunca pertenecieron al partido y ahora que lo conocen, no es lo que pensaron ni sus principios ni sus planes de trabajo. Pero no se van porque no pueden ser candidatos con otro partido que no sea por el que fueron electos y si no fuera la reelección, en el momento en que se cambien de partido o se declaren independientes, pierden los derechos a presidir una comisión o a estar en junta directiva entre otros temas.

El lunes fui citado por la comisión pesquisidora del caso de los ex constituyentes que demandaron a tres magistrados de la CC por una sentencia, y cuya investigación saco a luz temas de dinero que comprometen a los demandantes y a los directivos que aprobaron la trasferencia de estos fondos a solo 11 días de terminar el año fiscal. Un diputado del partido TODOS, a quien no tenía el gusto de conocer y el a mí tampoco, abandono la sesión argumentando no estar de acuerdo con mi llegada. El motivo no era ese, era no pelearse con el dirigente del partido que no quería que mi testimonio se escuchara, porque esto le significaría quedar fuera de todo privilegio además de la reelección, como le paso a Paul Briere cuando se revelo al mismo partido.

En mis inicios vi personajes como Rene de León S., Edmond Mullet y yo mismo renunciar a nuestros partidos por desacuerdos con sus decisiones, nada nos ataba a ellos. Equivocado, debilito al partido o debilito a la persona, pero esas divisiones llevaron a las medidas actuales.

Hay que fortalecer el sistema de partidos políticos y evitar que el trasfuguismo, pero de la manera correcta. Hay que eliminar la figura de la instancia de jefes de bloque y regresar el poder de negociación a los comités ejecutivos y decidir entre poder cambiarse de partido un año antes de la elección o la obligación de estar afiliado por lo menos dos años antes de la inscripción, además de obligar a la democratización de estos y a la capacitación ideológica. Claro, cambiando la ley de servicio civil antes, para evitar que los partidos sigan siendo agencias de empleo.

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