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Cuando el célebre escritor uruguayo, Mario Benedetti, regresó del exilio, se encontró con muchas cosas cambiadas; y entonces, para acomodarse a los cambios sucedidos en doce años de ausencia forzada, escribió un libro que titula “Los Andamios”, esa especie de puentes que sirve para ir de un lado a otro cuando se pinta, se repella o se construyen paredes. Benedetti, autor de una fecunda lista de géneros, ha escrito cuentos, novela, poesía y ahora esta obra, “Andamios”, que él califica como producto del desexilio, con nostalgias, prejuicios, esperanzas y soledades. Aquí se tocan muchos temas; pero, por mi manía de subrayar párrafos sugestivos, iré desglosando algunos que dicen mucho.

Dice Benedetti, citando a Regle, “que la democracia es la imperfección” porque es una tarea ciudadana sujeta a un régimen de construcción continua, cuya edificación es un sistema sin final posible. Algo así como iglesia la Sagrada Familia de Barcelona. Precisa andamios, pero jamás estará terminada. Dice que dormir la siesta también es un derecho fundamental, como el derecho al ocio. Agrega que hay una diferencia entre pasarla mal por lo que uno hace o pasarla por lo que otros hacen, algo así como lo que dijo el jurista Linares Quintana, que los errores de los que hacen una Constitución los paga la ciudadanía. En un diálogo con un personaje de su narración, éste dice que se aburre de sus rencores; en cambio el personaje principal le contesta que en cambio él los riega todos los días para dejárselos como herencia a sus hijos. En su origen, Uruguay formó un territorio con Argentina y después se fundó la República Oriental; por eso Quino dice que un uruguayo es un argentino sin complejo de superioridad. Sobre las encuestas políticas dice que nunca las responde porque en eso la gente no es sincera o bien responden que no saben o no contestan. En suma, es un placer leer este libro de Benedetti escrito entre 1994-1996. No recuerdo si fue Monteforte quien dijo que lo más difícil para un novelista es encontrar el nombre de la obra y es genial que sea producto de un chispazo, como ocurre en su novela de Monteforte, “Donde acaban los caminos”, que es la respuesta del indígena cuando el médico rural le pregunta que en dónde quedan unos ranchos vistos en la lejanía y el indígena le contesta: quedan donde acaban los caminos. Así pasa en el libro de Benedetti “Gracias por el fuego” que viene del diálogo en un bar, donde alguien le pide a otro su cigarrillo para encender el propio, y al devolverlo le dice gracias por el fuego. En las portadas se lee que esta obra es una narrativa de encuentros y desencuentros, en donde el personaje central tal vez sea el mismo Benedetti que actúa como Javier Montes. Benedetti nació en 1920 y falleció en 2009, justo el año en que José Mujica fue electo presidente del Uruguay. 

René Arturo Villegas Lara

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