Hoy recibí un triste mensaje en donde me participan el fallecimiento del ingeniero y buen amigo Edmundo Vásquez Paz, hijo de un ilustre rector de la Universidad de San Carlos y mi profesor en la Facultad de Derecho, Edmundo Vásquez Martínez. Edmundo Vásquez Paz, fue un hombre que, como acertadamente dice Giovanni Duarte, fue un “hombre noble…un caballero que no buscó victoria ni el laurel del poder”. Pasó el tiempo de su vida con una existencia en silencio, pero con reflexiones diáfanas sobre el mejor destino humano Sin alejarse de sus dotes propios, su hidalguía y nobleza le venía por estirpe.

Su vocación por un mejor país queda probada en sus libros y en sus escritos como colaborador de La Hora, refugio de las mejores ideas para esta sufrida Guatemala. Siempre lamente haberlo conocido un poco tarde de mi vida, porque “Mundito”, como yo le llamaba, se fue a Alemania y después nos comunicábamos por la afición a escribir, que él lo hacía con autoridad y atildados pensamientos. Tuve el honor de conocerlo cuando autoricé su matrimonio civil con una mi apreciada alumna en la Landivar.

A veces no reuníamos para un café, aunque muy pocas veces porque el tránsito en la ciudad nos obliga a vivir enclaustrados; pero, de cada reunión me quedaba la delicia de platicar con un guatemalteco que, además de buen escritor, era un ciudadano probo y de los mejores que no son muchos. Hoy concluyó su vida y deja amigos y amigas que notarán su ausencia. Tengo en mi escritorio dos libros que me dedicó:  “Guatemala, un país que merece gobernarse a sí mismo” y  “Con ojos niña”, este último escrito por su mamá Olga Paz Valle de Vásquez.  Que siento la partida de Mundo. Se nos fue y en las columnas de la hora habrá un vacío. Mi más sentida solidaridad para su esposa. Que en paz descanse Mundo y que su papá y su mamá lo reciban con los brazos abiertos.    

René Arturo Villegas Lara

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