René Arturo Villegas Lara

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El filósofo español don José Ortega Y Gasset publicó un libro en 1914, titulado “Meditaciones del Quijote”, en donde escribió una meditación preliminar sobre el bosque, que parte de un adagio germánico que dice: “Los árboles no dejan ver el Bosque”. Este adagio se parece a lo que dijo García Márquez: “Que detrás de una verdad siempre hay otra verdad” o lo que dijo un profesor de derecho en España: “Que detrás de una ley siempre hay un interés. No hay leyes inocentes”.

Esta reflexión de Ortega es de mucha profundidad y es una meditación sobre las grandes verdades que encontramos en la obra de Cervantes, El manco de Lepanto. Cuando alguien dice que los árboles no te dejan ver el bosque, lo que insinuamos es que el bosque, que es la realidad profunda, no se percibe si observamos superficialmente la aparente realidad, pues solo percibimos los árboles, no todo lo que se da en el conjunto. Lo que uno piensa que es la realidad, los árboles, no explican las causas o las motivaciones que son el trasfondo de lo que se observa. Dice Ortega que el bosque huye de los ojos. El bosque es una suma de posibles actos nuestros, que, al realizarse, perderían su valor genuino. Lo que del bosque se halla ante nosotros de una manera inmediata es solo pretexto para que lo demás se halle oculto y distante. Cuando se dictó una ley que obliga a que sólo haya sociedades anónimas y que no haya acciones al portador sino solo nominativas, sin quererlo lo que se trata es encontrar el bosque, no los árboles. Cuando sucede una elección para cargos públicos, la sociedad afirma que detrás de un árbol hay interesados que ese árbol ocupe una posición; pero, quienes sean los interesados, esos son el bosque, los que no se ven, pero que tal vez se beneficien con lo que hagan los árboles. Y dice Ortega: “Lo profundo necesita esconderse, necesita la superficie o sobrehaz, para serlo, de algo sobre que extienda y que ella tape”.

De manera que si uno quiere explicarse los fenómenos que ocurren y quiere saber por qué ocurren, no debe ver los árboles, sino debe buscar el bosque. Solo así se encuentra la verdad de lo que sucede dentro de las comunidades humanas.

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