René Arturo Villegas Lara

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En los años de 1940 y el inicio de 1950, la salida de Chiquimulilla para dirigirse a Guazacapán era accidentada por las grandes piedras que estaban agarradas del suelo; sólo rodaban carretas de bueyes, aunque de todos modos no habían vehículos de motor, salvo el carro descapotado de don Octavio González. Yendo hacia el sur, por el rumbo oriente del camino, la benefactora, doña Teresa Pazos viuda de Pretti, regaló un predio para el campo de fútbol. La cancha era de tierra, rodeada de grandes piedras que servían para que se sentara el público y en el lindero oriente había un árbol de nance que servía para que los jugadores se pusieran los uniformes y colgaran su ropa. El campo estaba rodeado de grandes conacastes y por eso el nombre de Estadio Los Conacastes. Con el tiempo se construyeron graderíos y locales para vender las entradas; pero, conservó el nombre Los Conacastes. Antes, en la década de 1930, existió un equipo famoso llamado “Esparta”, con un inigualable portero, guardameta los llaman ahora, que era “Peyo Cuzo”, de apellido Aceituno. Mi padre, que jugó en el Esparta, me contaba que Peyo Cuzo era un inigualable portero. Yo lo conocí ya viejo y le gustaba el guaro. En los recuerdos de mi niñez tengo en la memoria a los equipos de esa época: el Deportivo Tropical que patrocinaba don Toyo Salazar y el Deportivo Águila Roja que patrocinaba don Felipe Vásquez. Y de aquí vienen estos recuerdos: Los guardametas famosos eran Chentón, del Águila Roja, un xinca del Barrio San Sebastián, alto y delgado que se estiraba cuán largo era y muy difícil que le metieran goles; su problema era que no usaba zapatos y como tenía grandes las uñas del dedo gordo, a veces le ensartaban las uñas en al pitón de la vejiga y la pelota se desinflaba en el aire. El otro arquero era Toyano, otro xinca del mismo barrio, que también fue un descollante arquero; se parecía a Tarzán Segura, con uniforme azul. Era fornido, gordito, “sapluco”y un felino para atrapar. Toyano se inició en el Águila Roja y después se pasó al Tropical. Cuando entró la liberación, en 1954, como Toyano era dirigente agrarista, se fue del pueblo y nunca se volvió a saber de él. En el Águila Roja, por su uniforme rojo, destacaban Chando Chibolón, Leonel Segura, Paquito Vásquez y Miguelito, su hermano. En el Tropical jugaban con maestría don Lico Morales, don Mundo Labín, Rafael Salinas, don Lico Monterroso Farfán, que jugaba en el IRCA de la capital, Lico Vásquez y a veces don Chilín San como portero, substituyendo a veces a Caín Piecito. A don Chilín, cuando se tiraba para atrapar el balón, se le zafaba un brazo y había que llegar a recolocárselo; en cambio, a don Mundo se le zafaba la pierna cuando tiraba la pelota hasta el cielo con sus clásicas patadonas y la pelota alcanzaba tal altura, que la afición se quedaba mirando para arriba, contando los minutos que tardaba la pelota para regresar a la tierra.  Por el esfuerzo que hacía, don Mundo caía con expresiones de dolor y la gente exclamaba: “Se le zafó la pata a don Mundo”; pero, don Toyo Salazar ya sabía el truco y se la volvía a encajar en el hueso sacro. Al medio tiempo, doña Amalia Martínez, ayudada por Yolanda Gómez, repartía rodajas de naranja a los jugadores. Eran alegres esas mañanas o tardes cuando había jugadas, sobre todo cuando venía el Deportivo Suchitán de Jutiapa, al que nunca logramos ganarle.

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