Ante la falla del sistema político, la ciudadanía debe organizarse. Este postulado, que se aplica en Guatemala, es hoy aplicable a la mayoría de sistemas políticos con partidos políticos, que son manipulados por camarillas, gracias al dinero y la corrupción. Con excepción de cuatro partidos políticos nacionales, de los más de treinta que estarán participando al ser autorizados por el TSE, estos grupúsculos menos representativos que clubes de fútbol, son parte de la comparsa del CACIF. También ocurre en la “democracia estadounidense”, con dos partidos, Demócrata y Republicano, doblando la cerviz ante el dictador en la Casa Blanca: aprueban su deshonesto presupuesto y le permiten una serie de delitos, crímenes, abusos y violaciones del derecho nacional e internacional. Los dos partidos de este sistema político terminan siendo las dos caras de un mismo imperio explotador, que ha entregado el poder al “supremacismo” en su intento de salvarse.

Las organizaciones partidarias hacen ya planes de cómo ganarán las elecciones, ya sea por las buenas o por las malas. Los politiqueros buscan dónde comprar curules del Congreso o puestos en las municipalidades, para succionar del presupuesto nacional. La disputa del “gallo tapado” o la “gallina desplumada” se realiza ante el CACIF y la Embajada gringa, con algunos pocos invitados, civiles y militares. De estos cónclaves solamente pueden surgir personajes harto conocidos por sus delitos y abusos. Se pensaría que las pocas fuerzas políticas progresistas, incluidas Semilla-Raíces, en el gobierno, y el nuevo partido de CODECA, estuvieran considerando ya una alianza entre ellos y el movimiento social y popular, que fuera inteligente y sin exclusiones. Se esperaría que esta alianza lograra el próximo gobierno, para terminar con la corrupción y la impunidad y empezar a avanzar en la recuperación de las instituciones democráticas. Sin embargo, no se conocen intentos de acercamiento y menos de lograr la unidad en la diversidad y la mutua solidaridad. El futuro es oscuro, porque el imperio intentará aumentar su dominación sobre el país, el cual cada día pierde más su soberanía.

La ciudadanía tiene ante sí tres opciones: seguir como está, atomizada, frustrada y paralizada, tratando de identificar a quién dar sus votos en las elecciones; centrar sus esfuerzos en generar procesos de unidad de las fuerzas políticas progresistas y el movimiento social; o, de manera radical, formar una alianza propia, en la cual los sectores políticos y sociales honestos tengan cabida en igualdad de condiciones. Esta última opción no excluye sumarse a una opción electoral de centro-izquierda al llegar a las elecciones. En apoyo a la tercera opción, he propuesto la conformación del “Frente Ciudadano por los derechos humanos, la democracia, el desarrollo y la paz”, para llevar adelante iniciativas importantes: nivelar el terreno electoral, refundar el Estado, mostrar solidaridad con las luchas dignas y lograr un fuerte gobierno progresista, capaz de establecer una democracia de nuevo tipo, con organización ciudadana que sustituya al anacrónico sistema de partidos políticos.

Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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