Como persona de izquierda, siempre defiendo los derechos de los trabajadores y el avance de la lucha sindical, así como el derecho de los sectores oprimidos a ocupar espacios y vías para exigir que cesen los abusos y se actúe con justicia. Pero, es contrario a los intereses nacionales y a la lucha sindical caer en la extorsión, como ha hecho el STEG bajo Joviel Acevedo. A lo largo de varios lustros, Joviel ha sido el aparente líder del magisterio nacional. Quizás al principio gozó de respeto; pero durante los gobiernos de Pérez, Jimmy y Giammattei, fue un instrumento de las “dictaduras de la corrupción” a cambio de obtener beneficios personales y de su grupo. En las postrimerías del gobierno de Giammattei, Joviel y el STEG negociaron un “pacto secreto” con dicho gobierno, el cual, a estas alturas, por decisión oscura de la CC, sigue siendo secreto. No se llegó a firmar; pero el gobierno de Arévalo decidió negociar un nuevo pacto, en beneficio del magisterio y la educación nacional. Los partidos UNE y Vamos, a los cuales Joviel sirve, han decidido lanzarse a la desestabilización del gobierno de Arévalo, para lo cual el STEG intensifica sus demandas, con la amenaza del paro magisterial.
En medio de negociaciones entre el Mineduc y el sindicato de maestros, Joviel y el STEG se lanzan, con contingentes en las calles y aulas abandonadas, a conminar al gobierno a cumplir con dieciséis exigencias. Ocho de ellas se relacionan, directa o indirectamente, con aspectos educativos, tales como que se apruebe un incremento económico de Q10 en la alimentación diaria escolar; se compre vestimenta y calzado escolar para estudiantes; y remozar más de la mitad de las escuelas del país. Punto central de desacuerdo es cómo se maneja la alimentación escolar, que pareciera estar centrada en “organizaciones de padres de familia”, ya que exige que no se elabore en los establecimientos educativos y que la SAT, la Contraloría y el Mineduc dejen de “perseguir a organizaciones de padres de familia y al magisterio organizado”, oponiéndose al trabajo de las ONG en la administración educativa.
Incluyen ocho exigencias más que no tienen nada que ver con la educación y que, más bien, les sirven para presionar el retiro del gobierno, verdadero objetivo de Joviel, la UNE, Vamos y otras mafias. Estas son: “No más mentiras; que se ejecute un plan de acción para bajar y controlar el precio de los productos de la Canasta Básica Familiar; el mantenimiento, habilitación y construcción de carreteras de terracería en sus comunidades; control y baja de precios en combustibles; incremento de impuestos por parte del Congreso de la República y el Ejecutivo; resolver todas las necesidades mínimas e inmediatas del pueblo de Guatemala; exigen que «si este Gobierno no puede o no quiere, que renuncien»; y estabilidad en las funciones del Gobierno”. La permanente extorsión del STEG debe terminar. Ni siquiera ha buscado resolver problemas concretos en la educación nacional cuya calidad sigue en constante deterioro, y, curiosamente, tampoco pide aumentos de salarios, a menos que esté escondido en el “pacto secreto”.