En veinticuatro horas, Trump delineó sus políticas de desdén por los demás países y pueblos, particularmente América Latina, y de agresión contra las minorías de su país. Debemos así enfrentarlo en mil batallas, grandes y pequeñas, porque las derrotas que le inflijamos se traducirán en su colapso final y total. Debemos responderle con argumentos firmes, como ha hecho Claudia Sheinbaum en los temas de migrantes y de tarifas en el NAFTA, y con la posición correcta en materia de derechos humanos, como hicieron la Obispa Mariann Edgar Budde, así como los Estados y entidades que abrieron juicio, inmediatamente, ante el inconstitucional decreto contra la enmienda catorce de la Constitución de Estados Unidos, que otorga la ciudadanía a todas las personas nacidas en territorio estadounidense. Esos enfrentamientos, y sus resultados favorables a quienes defienden derechos, acelerarán el desgaste del régimen.

Para el país, es indudable que la sumisión es inaceptable -felicito las posturas de soberanía del presidente de Panamá, en defensa del Canal, y del primer ministro canadiense, al rechazar la idea de ser engullidos por EE. UU., como Estado cincuenta y uno, así como las tarifas arancelarias que Trump quiere establecer contra Canadá y México, que son igualmente rechazadas por la presidenta de México. Guatemala, sin política de rechazo a Trump, debe reconocer que nada positivo se puede esperar de él, y que la defensa de recursos humanos y naturales es prioritaria en las relaciones con el nuevo jefe de gobierno estadounidense. De hecho, al imperio sólo le interesa el intercambio de favores: “tú me das y yo te doy”, que siempre les ha favorecido. De hoy en adelante, el presidente Arévalo debe negociar con EE. UU.; pero en condiciones de equidad y sin menoscabar los derechos y los intereses de las y los guatemaltecos. Guatemala debe establecer nuevas relaciones internacionales con base a la dignidad, los derechos y los intereses de nuestros Cuatro Pueblos. 

Debe el presidente Arévalo reactivar la visión latinoamericanista que impulsó Simón Bolívar y fue adoptada por otros grandes líderes de la región, incluidos los gobiernos de la Revolución del 20 de Octubre. Hay que buscar la unidad en la diversidad en la región con metas que sean de beneficio para el desarrollo integral de nuestros pueblos y países. Frente a otras regiones, hemos de actuar con base en la Carta de las Naciones Unidas y con solidaridad, buscando la paz y plenitud de los derechos humanos. Las situaciones de conflicto en el mundo nos deben preocupar; pero, en vez de tomar partido por una de las partes, se debe propiciar el diálogo y las soluciones justas. Trump y lo que propone globalmente constituyen una amenaza para el planeta, no sólo por su promoción del supremacismo y del bienestar de los ricos a cambio de la inseguridad y precariedad de los pobres y capas medias, sino que también por rechazar la ciencia para abordar los problemas actuales de la civilización. Guatemala debe sumarse en Naciones Unidas al bloque de Estados que se opongan a los conflictos regionales y mundiales y apoyen la búsqueda de soluciones más allá de los intereses de las grandes Potencias.

Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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