Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Existe en Estados Unidos un renacido imperialismo -el MAGA de Trump, que implica más vejámenes contra los llamados países en desarrollo- que se prepara para una ofensiva represiva interna y guerrerista en el mundo.

La Presidenta de México ha organizado ya un gabinete específico para enfrentar las inhumanas políticas de Trump, particularmente contra las y los inmigrantes. No veo que el gobierno de Guatemala o de otro país latinoamericano se esté preparando para las acciones del imperio, con base a lo que Trump ofreció implementar desde el día uno de su gobierno, que causará adicionales y grandes problemas para la América Morena.

Desde el 1 de diciembre se ha entrado en el Adviento –“La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad… El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro… Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo” – época que exhorta a la reflexión y la preparación del futuro. De hecho, hay múltiples señales que presagian el Apocalipsis, incluida la elección de Trump como presidente de Estados Unidos. En Guatemala, la preparación del futuro significa enfrentarnos al neoimperialismo abanderado por Trump.

Ha habido imperialismo antes, como se vivió con la política del “gran garrote” y la “doctrina del destino manifiesto”, eje del racismo; pero hoy es una amenaza mayor sobre nuestra población. Trump odia la migración del Sur y aplicará todas las medidas posibles para impedir el flujo desde Mesoamérica y expulsar latinoamericanos que ya se encuentran en Estados Unidos, regularizados y no. Su promesa de campaña fue expulsar en la primera semana a un millón de inmigrantes irregulares, entre quienes las y los guatemaltecos serán un alto porcentaje, por no haber gozado nunca de protección migratoria. No se ve, ni en el Estado ni en la sociedad guatemalteca, acción preventiva alguna que se corresponda con la tragedia humana que estas deportaciones van a significar.

La presencia de Trump en la Casa Blanca también significará para Guatemala el aumento del poder de las mafias criminales y corruptas del país, enlazadas por años con las mafias del Partido Republicano, que aportaron fondos para Trump y esperan cobrar pronto la inversión, y con intereses.

Coinciden con Trump en ver a las y los migrantes como “enemigos” y el MP buscará múltiples maneras de criminalizarlos, al igual que a cualquier persona que les brinde apoyo, tal y como ha hecho contra fiscales, jueces, periodistas y defensores de derechos humanos. Aún peor, gozando de plena impunidad, como ahora se jactan los generales genocidas del ejército, volverán a aplicar la represión física, haciendo pedazos el Acuerdo de Paz Firme y Duradera. Ante esta tenebrosa perspectiva, la población debe exigir a Arévalo la remoción inmediata de Consuelo Porras y salir a las calles en defensa de un legítimo Estado de derecho. Es obligado actuar y organizarnos para enfrentar los múltiples desafíos del futuro. Pop Vuh: ¡Qué nadie se quede atrás!

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