Los gobiernos no han detenido la bestial guerra de Israel contra el pueblo palestino. Muchos han querido hacerlo; pero han fracasado, pese a votaciones categóricas en la Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que han exigido el cese al fuego y la búsqueda de soluciones políticas. Figuras honestas en el mundo se ha expresado en contra de las violaciones de derechos humanos, incluidos crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, que han sido perpetrados por Israel en su guerra de exterminio contra Palestina y sus ataques a otros países. Genocidio a no dudar y clara violación de los Convenios de Ginebra ya aceptados mundialmente. Sin embargo, el Consejo de Seguridad de la ONU, que está obligado a resolver los problemas de paz y seguridad internacionales, ha fallado en su misión, debido al veto de EE.UU., que basa sus decisiones en los informes de Israel y no en las investigaciones independientes de la ONU. Los gobiernos no han podido o querido hacer más, generando condiciones no solamente para que se intensifiquen las guerras en el Oriente Medio, sino que también para que se produzca un nuevo conflicto mundial, esta vez potencialmente nuclear y destructor de la Humanidad. Pareciera que es imposible detener al sionismo imperialista, armado hasta los dientes por Washington y con la impunidad que le otorgan las Potencias occidentales.
Si los gobiernos no actúan, los pueblos debemos sentar un precedente para ésta y las futuras generaciones. Afirmo que es el respaldo de EE.UU. lo que sostiene al tirano israelí y sus generales. Por ello, los pueblos debemos actuar tanto contra Israel como contra el imperio estadounidense. Contra EE.UU. sugiero una combinación de aislamiento político -por ejemplo, resolución en Asamblea General de la ONU que exija a EE.UU. y otras Potencias, que no donen ni vendan armas a Israel- y boicot económico, dejando de comprar sus productos. Contra Israel, se ha de comenzar con boicot de armas y municiones, como ya han hecho algunos Estados europeos y ha sido propuesto por el senador Sanders en el Congreso estadounidense. Pero ese paso no detendrá a los israelíes, porque, por el apoyo recibido de Occidente por decenas de años, ha acumulado una inmensa cantidad de armas -convencionales, nucleares, armas químicas, biológicas y meteorológicas, así como de inteligencia artificial- y tiene su propia producción de armas prohibidas. Toda su infernal maquinaria necesita combustible, sin embargo. Propongo boicot total de petróleo y de otras fuentes energéticas, para paralizar la maquinaria de la muerte. Esa medida es a corto plazo; para el largo plazo, el boicot debe dirigirse al comercio de productos israelíes. Los países que comercian con Israel, deben parar de inmediato el comercio y, en países en donde el gobierno no quiera o no pueda pararlo, como Guatemala, las fuerzas vivas del país deben llevar ese comercio a su fin. Está de por medio detener para siempre el genocidio en el mundo y cualquier sacrificio que se deba hacer -como dejar de comer uvas, naranjas y aguacates- es obligación moral de quienes rechazamos la guerra israelí.