Raúl Molina
A lo largo de sus luchas históricas, incluida la que desembocó en la Revolución de Octubre de 1944, la Universidad de San Carlos se fue convirtiendo en fuente de autoridad moral para el país. Luego de la intervención estadounidense en 1954, la Usac mantuvo su democracia interna y exigió el retorno del país a la vida democrática. En las jornadas de marzo y abril de 1962, el CSU ejerció su autoridad moral para exigir la renuncia de Ydígoras como presidente. Al arreciarse la represión contrarrevolucionaria y contrainsurgente por parte del Estado, la Usac utilizó su autoridad moral para convertirse en “la voz de los que no tenían voz” y para intentar frenar la violencia asesina, es decir, de velar por las grandes mayorías del país y sus demandas. El poder militar con su ataque contra la universidad acalló su voz y, ya sin freno, pasó a la fase de genocidio y tierra arrasada contra poblaciones indígenas. El silencio de la Usac en los peores momentos de la represión le restó autoridad moral, al punto que no jugó papel alguno en el proceso de paz. Tampoco intentó recuperar su voz después de la firma de la paz y más bien cayó en la intrascendencia impuesta por el modelo neoliberal y sostenida por la corrupción interna.
Por el bien del país y para poder cumplir a cabalidad su mandato de contribuir a resolver los problemas nacionales, la Usac debe recuperar, plenamente, su autoridad moral. Hay tres componentes esenciales para lograrlo: legitimidad de sus autoridades; eliminación de la corrupción interna; y recuperación de su voz en defensa de las grandes mayorías. Las autoridades deben ser representativas de la comunidad universitaria; para ello es urgente la democratización de los procesos electorales y de la toma de decisiones, al plazo más corto posible. Creo que la Usac está en contra de la corrupción nacional; sin embargo, no puede actuar junto a la ciudadanía para su eliminación si no logra eliminar la corrupción interna. Solamente al acompañar las declaraciones con acciones prontas y radicales se podrá recuperar la voz en el plano nacional. Y solamente con la recuperación de su voz, como autoridad moral, podrá poner sus esfuerzos al servicio de las grandes mayorías.
El proceso electoral actual para rector o rectora de la Usac, pese a sus grandes fallas de representatividad y legitimidad, es una oportunidad para iniciar con vigor la recuperación de su autoridad moral ante el Estado y la sociedad. Para que esta recuperación avance, se hace necesario obtener un apoyo masivo en las urnas para las candidaturas que eleven sustancialmente la autoridad moral, tomándose como referencia el desempeño ético de las personas propuestas. A mayor participación de la comunidad universitaria, mayor legitimidad de la persona electa. Es tiempo de que profesores, profesionales y estudiantes superen reservas, generadas por malos resultados anteriores, y prejuicios, surgidos de conclusiones que se basan en análisis incompletos. “S.O.S. Usac”, el movimiento universitario que nos ha invitado a tres personas a ser precandidatas a la Rectoría, insta a la comunidad universitaria a emitir sus votos debidamente informados y conscientes.