Raul Molina Mejía

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Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

Todo el Estado ha ido cayendo en las garras de las mafias corruptas que dominan el sistema político y sector privado, que creen que ha llegado la hora de tomarse las instituciones autónomas, como el IGSS, la Anam y, con mayor ahínco, la Usac. No se le pudo intervenir militarmente durante el Conflicto Armado Interno; pero se le penetró con mediocridad y corrupción interna, al igual que infiltración militar, bajo rectores entreguistas, como Jafeth Cabrera, y personajes deshonestos, como Estuardo Gálvez y Murphy Paiz. Para el Estado rehén de la corrupción y la impunidad, se hace necesario alinear más a las autoridades universitarias con el Pacto de la Corrupción. Recibí mensaje ilustrativo: “Luis Arturo Suárez y Walter Mazariegos se perfilan como probables ganadores de la Rectoría Usac. Ambos despiertan sospechas de corrupción y certezas de mediocridad”.  Constituyen las dos cartas principales, avaladas ya por la CC, que rechazó el recurso de inconstitucionalidad presentado por la PDH a las elecciones antidemocráticas que vulneran el “principio de igualdad”. La CC acepta las actuales reglas amorales e ilegales de elección, convencida de que ya se tiene asegurada la victoria. Apelo al CSU a suspender el proceso electoral y aceptar la propuesta que más de trescientos universitarios hicieron en octubre pasado para democratizar la elección de Rector. Esto aumentaría la posibilidad de derrotar a las mafias corruptas.

No es la única fórmula para librar a la Usac de la cooptación total. En la ciudadanía se habla de que la unidad y la organización de los sectores honestos pueden ser las llaves para rescatar al Estado; pero se reconoce que es una tarea casi imposible de no mediar un estallido social. El ambiente de San Carlos es distinto. Por un lado, es mucho más fácil que se desate un estallido social, como ya han ocurrido con intentos de reforma universitaria aún no satisfechos; por otro, es todavía posible echar a las y los delincuentes y corruptos con los votos. Bastaría con ganar el suficiente número de colegios electorales (cinco personas en cada conglomerado universitario), para colocar a una persona capaz y proba, comprometida con los principios y valores contenidos en la Constitución de la República, la Ley Orgánica y los Estatutos. Candidatas y candidatos hay bastantes a lo largo y ancho del país; pero la clave será la unidad de las fuerzas progresistas detrás de una o varias de estas personalidades. Las y los corruptos gastarán mucho dinero en fiestas y otras modalidades de propaganda y ofrecerán puestos y granjerías para asegurar los votos de los sectores de estudiantes, profesores y profesionales. El sector honrado buscará la renovación del juramento universitario de profesores y profesionales y la ilusión estudiantil de rescatar su propia universidad.  La corrupción puede ser derrotada; pero se requiere una modalidad distinta de propuesta universitaria, en la que cada persona interesada juegue su papel. No es posible lograr la victoria sin participación masiva de quienes estamos dispuestos a sacar las mafias de la universidad, ahora,  y mañana las mafias enquistadas en los tres Poderes del Estado y la CC.

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