Ramón Cadena

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Con Curruchiche al mando de la FECI y con Consuelo Porras al mando del Ministerio Público, podemos prever que los golpes bajos, los golpes sucios o, en la jerga jurídica el fraude de ley continuará, incluso después de que el Pueblo de Guatemala decida el 20 de agosto que quiere a Bernardo Arévalo como Presidente.  Arévalo ofrece limpiar la casa y eso es suficiente como para respaldarlo.  Incluso los sectores democráticos que no somos Semilla, debemos apoyarlo abiertamente.  Debemos luchar en contra del Golpe de Estado, en contra del Gobierno de Fuerza que lidera Alejandro Giammattei.

La marea golpista arremetió primero en contra de candidatos, luego en contra del voto y finalmente en contra de un partido político indeseable para el Pacto de Corruptos.  Después al final del camino, aparentemente las instituciones del Estado volvieron a encauzar el rumbo del proceso, hacia la democracia.  Digo aparentemente, porque la verdad es que el proceso lo rescató el valiente Pueblo de Guatemala, saliendo a la calle a manifestar su rechazo al Golpe de Estado y a un Gobierno de Fuerza como lo es el que lidera Giammattei, desde ya hace más de tres años.

En las manifestaciones, el Pueblo fue muy claro al expresarse en contra del Pacto de Corruptos, que nos quiere imponer un gobierno nacido de las resoluciones de jueces que cometen el delito de prevaricato y no un gobierno producto del conteo de votos en las urnas, esencia de la democracia.  Vayamos hacia el pasado con ojos críticos.

Las y los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, en su primera resolución cometieron el delito de prevaricato. Más tarde, emitieron una resolución al estilo Molina Barreto, llena de argucias y vacíos jurídicos.  En su última resolución, dejaron la puerta abierta, para perseguir a Semilla después de las elecciones de la segunda vuelta o antes de ella.  ¿Arrepentidos de todo corazón las y los magistrados de la CC?   Pues claro que no.  Siguen perteneciendo al equipo del Pacto de Corruptos y, por lo tanto, no hay tal arrepentimiento.  Es una buena jugada de ajedrez que, en el futuro, será útil para tratar de darle el jaque mate a Semilla y a su candidato Bernardo Arévalo. Estoy seguro que las y los abogados de Semilla, ya están analizando cómo enfrentar este asunto.

Así mismo, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), de una muy deslucida participación en la primera fase del proceso electoral, finalmente después de darle tiempo al Pacto de Corruptos para rearmar su estrategia a favor de la corrupción y en contra de la Democracia, llamó a segunda vuelta a la UNE y al Movimiento Semilla.  Esta decisión es congruente con la voluntad del electorado expresada en las urnas.  Claro que no es un acto de arrepentimiento sincero.  Claro que no es para comprometerse con aplicar la ley correctamente en el futuro.  La y los magistrados del TSE siguen siendo peones importantes del Pacto de Corruptos y sacarán las uñas en la segunda vuelta o antes de ella, según lo demande el Pacto de Corruptos.

Las y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), siguieron plácidamente en sus puestos de facto.  Solo la Mema renunció hace ya un tiempo. Dignamente, prefirió abandonar esa maquinaria de actos de corrupción y represión, después de dar la lucha desde adentro.  La gran Mema, nuestra única Magistrada digna.    El golpe de Estado empezó precisamente en la Corte Suprema y sus magistrados y magistradas permitieron que el Congreso de la República asestara el golpe e indudablemente lo toleraron y promovieron.  Así de sencillo. Y ya en sus puestos de facto, se dedicaron a perseguir a jueces del mismo Poder Judicial.  Vaya contradicción.  En su espíritu, ni una gota de arrepentimiento, sino todo lo contrario.

En conclusión, en la primera vuelta del proceso electoral, una marea golpista azotó fuertemente al país.  Una marea golpista que vino con todo y alfaque, a arremeter primero en contra de candidatos como Thelma Cabrera del MLP; luego arremetió en contra de lo más sagrado de la Democracia, es decir, el voto de las y los ciudadanos, para finalmente arremeter ilegalmente, en contra del Partido Semilla.

Hace pocos años, se manifestó otro oleaje muy raro en las costas guatemaltecas.  En dicha ocasión, el Poder Judicial perdió independencia.  Las y los jueces del ramo penal, pasaron a ser peones del presidente del Pacto de Corruptos, Sr. Alejandro Giammattei; los jueces honestos e independientes salieron al exilio.  Ya no pudieron seguir trabajando a favor del Pueblo de Guatemala y del derecho.  Y prefirieron irse. La Corte de Constitucionalidad fue cooptada totalmente.  Vimos cómo Alejandro Giammattei nombró a su amiga Leyla Lemus para que lo protegiera en la Corte de Constitucionalidad.

Otros operadores de justicia, cuya función es clave para una eficiente lucha contra la corrupción e impunidad, fueron nombrados por Alejandro Giammattei.  Por ejemplo, el nombramiento de la Fiscal General: Giammattei lo hizo sin respetar el enunciado del articulo 113 de la Constitución Política de la República de Guatemala, sin tomar en cuenta la fuerte oposición del mismo Pueblo de Guatemala, ni las acusaciones por corrupción y falta de eficiencia en contra de la Fiscal General.  Ya habíamos sufrido un primer mandato y no debió ser reelecta.

Después de ser nombrada para fungir como Fiscal General para otro período, Consuelo Porras destituyó al Abogado Juan Francisco Sandoval, Fiscal de la FECI, abogado honesto y comprometido con la justicia. En su lugar nombró al Fiscal Curruchiche, quien llegó sólo para ponerle candado a la lucha contra la corrupción e impunidad y así, poder llevar adelante sus planes, sin ninguna preocupación, a favor del Pacto de Corruptos y en contra del Estado de Derecho.  El fraude electoral llegó hasta la Universidad de San Carlos, que hoy no cuenta con rector sino con una persona que usurpa el poder.  La marea golpista, avanzó triunfante.

Alejandro Giammattei, de la mano de su pareja sentimental Miguelito Martínez, se dedicaron a preparar el golpe final, que debería de darse durante las elecciones generales.  Éstas deberían de afectar, primero, a las y los candidatos no deseados.  Así, no pudo participar Thelma Cabrera, Jordán Rodas, ni otros candidatos.  Claro que candidatos corruptos, aunque hubiesen estado detenidos acusados de narcotráfico y lavado de dinero (algunos de ellos incluso condenados con sentencia firme en EUA) o que estuvieran incluidos en la lista Engel del Gobierno de EUA, si se les permitió continuar en la contienda electoral.  Clara violación al artículo 113 constitucional.

La decisión del TSE, de determinar que el balotaje debería darse entre Sandra Torres y Bernardo Arévalo, no fue del agrado del Pacto de Corruptos. En ese momento se activa la maquinaria criminal.  La primera en evidenciar que la justicia constitucional es parte de la marea golpista fue la misma Corte de Constitucionalidad.  Sus jueces emitieron una resolución prevaricadora (Delito de Prevaricato. Artículo 462 del Código Penal).  La presidenta de la CSJ permitió que dicha resolución siguiera afectando a las y los electores y su derecho al voto, esencia de la Democracia.  Y como tampoco les funcionó esta criminalización, los peones del Pacto de Corruptos arremetieron en contra del Partido Semilla, para suspenderlo.

El Pacto de Corrutos no esperaba encontrarse con el artículo 92 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos.  Para sorpresa de todos y todas, la situación empezó a cambiar: las y los magistrados del TSE, de la CC y de la CSJ ahora disfrazados de angelitos, sacaron a relucir sus alas y definieron el proceso electoral a favor de seguir rumbo al balotaje. ¿Qué o quién los hizo cambiar de opinión y de posición? ¿O es correcto que hay una fisura en el Pacto de Corruptos? Asunto que habrá que aclarar en el futuro.  Aunque sigo pensando que bien pudo ser el temor al Pueblo de Guatemala, que harto de tanta corrupción, decidió salir a las calles.

En todo caso, estamos ante una estrategia que ahora promueve la confusión en el Pueblo de Guatemala, para luego seguir arremetiendo y criminalizando el proceso en contra de Semilla y su candidato Arévalo.  Lamentablemente, prevalece la falta de credibilidad en las instituciones del Estado y, por lo tanto, la falta de confianza del Pueblo de Guatemala en dichas instituciones continúa afectando seria y frontalmente, la Democracia y el Estado de Derecho.

Ahora nos enfilamos hacia la segunda vuelta.  La segunda o última resolución de la CC es débil y puede ser útil al Pacto de Corruptos para seguir persiguiendo al Partido Semilla y a su candidato Arévalo.  La marea golpista sigue al acecho.  La acción constitucional de amparo, cuando sea resuelta en forma definitiva por la Corte de Constitucionalidad, puede ser utilizada para cancelar a Semilla y para arremeter en contra de Bernardo Arévalo.  Por supuesto es necesario ganar el balotaje el 20 de agosto.  Será un triunfo de la justicia, sobre la corrupción.  Pero al mismo tiempo, es necesario pensar en la siguiente fase, es decir, la que culminará en enero 2024 con la toma de posesión, ya que puede haber cualquier intento de provocar otro fraude de ley.

La marea golpista no va a ceder.  El principal responsable, el señor Alejandro Giammattei, de la mano de su pareja sentimental, de la mano del CACIF, de la mano del Ejército, de la mano de la Fundación contra el Terrorismo y de la mano del resto de sus peones, seguirá maquinando cómo lograr que el Pacto de Corruptos siga en el poder.  Debemos trabajar para incidir en los gobiernos democráticos de América Latina. Para lograr que se aparten de una línea pragmática y que más bien apoyen la lucha contra la corrupción y le nieguen un reconocimiento diplomático a un eventual régimen de facto, nacido de un Golpe de Estado.  Sobre todo, debemos seguir fortaleciendo la unidad del Pueblo de Guatemala, que hoy tiene la esperanza que la lucha contra la corrupción, puede llegar a ser realidad.

 

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