En mi tercer año de estudios universitarios de odontología, recuerdo que un día de tantos, el catedrático de epidemiología nos habló un poco de las enfermedades y dentro de ello del «círculo vicioso de la pobreza ignorancia y enfermedad» enfatizando que existen vínculos activos y perfectos entre la existencia de conductas, hábitos personales y familiares inapropiados, con el surgimiento y permanencia de la enfermedad, y nos decía «ninguna enfermedad se activa sola, siempre debe existir un condicionante y determinante inicial, es decir, un ambiente propicio que permita su surgimiento y permanencia».
Y de hecho así es, la enfermedad bucal no surge solo, aparece como producto de la existencia de condiciones apropiadas formadas por la práctica de hábitos higiénicos inapropiados, para que la enfermedad aparezca, se produzca, se instale y permanezca.
Hoy, ya como profesional de la odontología, todos los días, y en cada paciente que atiendo, me doy cuenta de la vigencia y permanencia de dichas afirmaciones, porque las enfermedades bucales son una expresión y están estrechamente relacionadas con hábitos y costumbres inapropiadas que se practican a diario, como bien lo indicaba el maestro, las enfermedades no surgen solas, son producto de una práctica y condiciones que permiten su existencia.
Por todo ello, es necesario que como profesionales entendamos, que más, que un buen tratamiento, lo que, si puede incidir en la salud bucal presente y futura de un paciente, es enseñarle a como practicar una adecuada higiene bucal, cualquier tratamiento, por bueno que éste sea, con el tiempo se deteriorará más rápidamente, si éste no es acompañado por una higiene bucal apropiada.
De tal forma que una adecuada higiene bucal no solo previene las enfermedades, sino que, además, ayuda a que los tratamientos dentales realizados se mantengan en buen estado, perduren en el tiempo y sean más efectivos.
Sin duda alguna, para lograr reducir los altos indicadores e índices de las enfermedades bucales, es necesario promover la odontología preventiva, que va más allá de la atención que se brinda en la unidad dental, hay que generar lazos de comunicación, amistad y confianza que permita que el paciente asuma la responsabilidad de practicar buenos hábitos higiénicos y de convertirse en ejemplo positivo para el resto de la familia, no olvidemos que el ejemplo es una vía perfecta para educar y generar cambios positivos en la vida de las personas.