Autor: Ángela Anleu
Editorial: youngfortransparency@gmail.com
En la actualidad, millones de jóvenes en América Latina se enfrentan a un enemigo silencioso, pero devastador: el desempleo. A pesar de ser la generación con mayor acceso académico, una gran mayoría no logra incorporarse al mercado laboral de manera digna ni estable. Este fenómeno, que afecta tanto a zonas urbanas como rurales, no solo limita las aspiraciones individuales, sino que representa una pérdida potencial para las sociedades.
Las causas del desempleo juvenil son múltiples: la automatización, la informalidad laboral, la falta de experiencia y una educación desconectada de las necesidades del mercado, son solo algunas. Además, muchos jóvenes deben enfrentarse a prejuicios estructurales como la discriminación por género, etnia o clase social. Esta realidad agrava la brecha de oportunidades y profundiza la desigualdad intergeneracional.
En respuesta, muchos jóvenes han comenzado a construir sus propias alternativas. El emprendimiento juvenil, las cooperativas, las redes de economía digital y el activismo social han emergido como herramientas para resistir y transformar su entorno. Las juventudes no solo están buscando empleo, están creando nuevas formas de trabajo con sentido, ética y compromiso con sus comunidades.
Ahora bien, esta lucha no puede ni debe ser individual. Es urgente que los gobiernos, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil fortalezcan políticas públicas orientadas específicamente a la inclusión laboral juvenil. Esto incluye acceso a capital semilla, formación técnica, programas de primer empleo, mentoría y protección social para jóvenes emprendedores. Además, se debe promover una educación integral que forme no solo para el trabajo, también para el ejercicio de una ciudadanía activa.
Las juventudes cuentan con voz propia, propuestas innovadoras y la energía necesaria para incidir en sociedad; el reto está en fortalecer la voluntad política y la coherencia institucional que generen oportunidades reales. Apostar por la juventud no es un favor, es una inversión inteligente, justa y necesaria para el desarrollo de sociedades más equitativas y sostenibles.
El futuro no se construye sin juventud, el futuro se construye con ella y desde ella.