Leonardo Juárez Morales
“La ceguera no es no ver, es no querer ver.” José Saramago / Premio Nobel de Literatura 1998
Ensayo sobre la ceguera
Durante décadas, Estados Unidos ha sido visto como el epítome del progreso, la libertad y la oportunidad. Desde el «sueño americano» hasta su influencia cultural global, el país ha ocupado un lugar central en el imaginario colectivo. Sin embargo, en un mundo cada vez más interconectado y multipolar, es momento de cuestionar si esta idealización sigue siendo justificada o si, por el contrario, estamos ignorando sus contradicciones y limitaciones.
El mito del sueño americano
El «sueño americano» promete que, con esfuerzo y determinación, cualquiera puede alcanzar el éxito. Sin embargo, esta narrativa oculta una realidad más compleja. Según un informe del Economic Policy Institute (2021), la movilidad social en Estados Unidos es una de las más bajas entre los países desarrollados. La brecha entre ricos y pobres se ha ampliado, y factores como la raza, el género y el lugar de nacimiento siguen determinando en gran medida las oportunidades de las personas. Como señaló el escritor Ta-Nehisi Coates: «El sueño americano descansa sobre la espalda de los demás», refiriéndose a las desigualdades estructurales que sostienen el sistema.
La sombra del imperialismo cultural
Estados Unidos ha exportado su cultura a través del cine, la música y las redes sociales, creando una imagen de sí mismo como faro de la modernidad. Pero esta influencia no es inocua. El filósofo francés Bernard-Henri Lévy advirtió que “el soft power estadounidense no solo vende productos, sino también una forma de vida que puede erosionar las identidades locales». Desde la comida rápida hasta las plataformas digitales, la globalización ha sido, en gran medida, una americanización que homogeniza y margina otras culturas.
La política exterior: ¿Defensa de la democracia o intervencionismo?
Estados Unidos se presenta como defensor de la democracia y los derechos humanos, pero su historial en política exterior cuenta una historia diferente. Desde la Guerra de Vietnam hasta la invasión de Irak en 2003, sus intervenciones han dejado un rastro de destrucción y desestabilización. Noam Chomsky, intelectual y crítico de la política exterior estadounidense, ha argumentado que «Estados Unidos actúa en función de sus intereses económicos y estratégicos, no de principios morales». Este doble rasero ha generado desconfianza en muchas partes del mundo.
Desigualdades internas y violencia sistémica
La imagen de Estados Unidos como tierra de oportunidades contrasta con sus problemas internos. El país tiene una de las tasas más altas de encarcelamiento del mundo, afectando desproporcionadamente a las comunidades afroamericanas e hispanas. Además, la violencia armada es una crisis recurrente. Según el Gun Violence Archive, en 2023 hubo más de 600 tiroteos masivos. Estos problemas reflejan fracturas sociales profundas que contradicen la idea de un país unido y próspero.
Hacia una visión más crítica
No se trata de demonizar a Estados Unidos, sino de dejar de idealizarlo. Reconocer sus logros en innovación, ciencia y derechos civiles es importante, pero también lo es cuestionar sus fallos y contradicciones. En un mundo donde potencias como China, India y la Unión Europea están ganando influencia, es necesario adoptar una perspectiva más equilibrada. Como escribió el historiador Howard Zinn: «No se puede ser neutral en un tren en movimiento. O te subes a la ola del cambio, o te quedas atrás».