Por Diego Méndez

 

Desde 1954, la República de Guatemala vive una época de terror radicalizado, el pensamiento de hacer memoria de nuestros errores compromete al pueblo de Guatemala a meditar sobre quién realmente es responsable del caos que rodea la realidad actual; ya que el complot, la conspiración, la violencia y el uso de medios ilegales han abundado desde los primeros gobiernos de la nación, con esta lectura se busca hacer memoria de la corrupción en el sistema y recordarle a los guatemaltecos por qué se debe de seguir luchando.

En el año 2015, el pueblo de Guatemala decidió hacer historia, tras exponer la realidad corroída de la corrupción en el gobierno de “mano dura”, en la ciudad capital comenzaron a surgir manifestaciones que pedían a gritos la justicia por todos los guatemaltecos, la renuncia del presidente y todos aquellos que estuvieran involucrados en sus decisiones petulantes. En medio del caos que buscaba representar un mejor mañana, surgió el movimiento de la bancada semilla, con la meta de ser un faro de luz para Guatemala en el oscuro mundo de la política.

Tras lograr la renuncia de Otto Pérez Molina y lograr el cometido de que la corrupción tuviera consecuencias en nuestro país, el pueblo de Guatemala consideró sabio, darle la presidencia a un comediante de pacotilla, este efecto dominó llevó a que en el 2019, el presidente electo Jimmy Morales expulsara a la CICIG (una de las pocas organizaciones capaces de luchar en contra de la corrupción con la que nunca dejamos de enfrentarnos) bajo la irónica excusa de “corrupción”, tachando a su líder Iván Velásquez y a todos los que colaboraron con tratar de hacer un cambio en las circunstancias, como funcionarios innecesarios o corruptos hasta la médula, desde mi opinión, este ha sido el mejor chiste que Jimmy Morales hizo en toda su carrera, pero fue una decisión tomada debido a la presión que sentían los sectores políticos corruptos y los sectores económicos que deseaban mantener sus actividades como secreto.

Pero tras finalizar el periodo de Jimmy Morales, sufrir una pandemia a nivel global que cambiaría la política y su relación con las redes sociales a un nivel sin límites, las elecciones del año 2023 por alguna razón se sentían más como un concurso de popularidad que como un proceso democrático de un país soberano y libre.

Aun así, no fue hasta estos procesos electorales donde se logró ver florecer las primeras semillas de aquel cambio con el que añorábamos ver en aquel tan lejano 2015, en contra de todo pronóstico y el dominio innegable de las elites económicas o grupos conservadores sobre los partidos políticos, el candidato Bernardo Arévalo de la bancada Semilla fue elegido como el nuevo presidente de la República de Guatemala, el surgimiento del Movimiento Semilla tanto en la presidencia como el Congreso será recordado como un símbolo que buscaba recordar un tiempo de esperanza en Guatemala, este era un nuevo paso para la lucha contra la corrupción.

La lucha por un mejor futuro solo estaba comenzando, múltiples organizaciones de observación electoral declararon el proceso de elecciones como transparente y justo, aun así, el propio Congreso de la República y el Ministerio Público buscó negar la presidencia de Arévalo y el surgimiento de Semilla en general, esto llevó a la luz la verdadera crisis institucional que existe en Guatemala.

Pero estas elecciones habían dejado en claro cuál era el deseo de Guatemala, Arévalo fue nombrado presidente y se demostró que la juventud no es el futuro del país, sino que su presente, pero la resistencia de las instituciones hacia el presidente eran claras, y el Movimiento Semilla decidió nombrar al “pacto de corruptos” como sus enemigos más acérrimos; el pacto de corruptos es descrito como todos aquellos que buscan mantener la política tradicional que alimenta a un sistema corrupto y busca evitar cualquier señal de avance o cambio dentro de la política del país.

La lucha llegó a su culminación cuando en agosto del mismo año de las elecciones, el pueblo volvió a protestar en contra de las persecuciones sin sentido que buscaba el Ministerio Público y en específico la fiscal general Consuelo Porras. Estas manifestaciones fueron lideradas por movimientos sociales, estudiantes y los pueblos indígenas, en donde se demostró que el poder judicial solo era un instrumento de poder para proteger intereses podridos, la descalificación de Semilla tan solo llevó a la luz a los protestantes a que recordaran cual era realmente la crisis de nuestro país, los pueblos indígenas (40% de la población) siguen siendo marginalizados, el acceso a servicios básicos es precario, la riqueza es distribuida en círculos sociales reducidos y los conflictos de tierra con los entes privados sigue siendo el tabú más grande del colectivo social.

En la actualidad, el presidente Arévalo ha hecho promesas de traer una nueva primavera a Guatemala, poder brindar oportunidades nobles y humanas a toda la ciudadanía, eliminar la marginalización social y que aquellos activistas y periodistas como Lucía Escobar, puedan regresar a casa.

El problema es que el pueblo quiere ver resultados ya, la paciencia se ha agotado y si no se logran percibir resultados, el impacto a largo plazo que se tendrá en un futuro será incalculable, se debe de recordar que la lucha contra la corrupción se lleva librando por décadas y ahora más que nunca estamos tan cerca de un verdadero cambio, el presidente Arévalo le ha hecho promesas a la juventud y en los siguientes años no queda nada más que tener paciencia y esperar que estas se cumplan, pero la bancada semilla debe de recordar que siempre existirá oposición y no necesariamente aquellos que se opongan pertenecerán al pacto de corruptos.

Solo queda esperar y ver si el fruto de esta primavera será uno amargo o uno dulce y eterno.

Jóvenes por la Transparencia

post author
Artículo anteriorAprobación de iniciativa de ley de medicamentos se posterga tras solicitud de cinco jefes de bloque
Artículo siguienteColapsados