Lisa Marie Villela
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En la presidencia de una nación el liderazgo del presidente es fundamental para garantizar estabilidad, confianza y gobernabilidad. Un presidente no solo debe tomar decisiones estratégicas y fijar el curso del país, debe proyectar una imagen de firmeza y dirección que inspire a la ciudadanía. Los ciudadanos necesitan confiar en que la persona que está a cargo del país tiene sus mejores intereses en mente y la capacidad para enfrentar los retos que se presentan. Lamentablemente, la realidad actual dista mucho de este ideal.

El Gobierno de Guatemala ilustra perfectamente cómo la ausencia de liderazgo puede erosionar la confianza en las instituciones y este último 2024 lo demuestra. El desempeño del primer año de gobierno de Arévalo ha sido decepcionante, la falta de acciones concretas y comunicación clara ha llevado al desencanto ciudadano. Un claro ejemplo de la inacción es el estado de la autopista Palín-Escuintla, una carretera esencial para la comunicación del país que se encuentra sumida en el abandono y afecta a miles de ciudadanos que dependen de esta vía para el comercio y transporte diario. La incapacidad del gobierno de abordar problemas prioritarios e implementar una estrategia efectiva de comunicación, refleja la ausencia de liderazgo del Presidente.

La falta de liderazgo en el gobierno no se limita al Ejecutivo. Está presente en todas las instituciones del Estado: el Congreso carece de diputados que guíen el proceso legislativo con ética y visión, lo que lleva a un estancamiento en la agenda y debates que priorizan los intereses partidarios por sobre los de la población. Las municipalidades del departamento de Guatemala enfrentan una crisis vial sin precedentes, se está volviendo imposible trasladarse en la ciudad y no se ve que los alcaldes estén buscando soluciones estructurales. Por otro lado, el Ministerio Público está sumido en una crisis de legitimidad, se cuestiona su independencia por su persecución a opositores políticos, en lugar de perseguir el crimen y la corrupción. La desconfianza en el Ministerio Público no solo daña la credibilidad de las instituciones judiciales, sino que también perpetúa la sensación de impunidad entre los ciudadanos. Existe una clara desconexión entre las instituciones del Estado y las necesidades de la ciudadanía, agravada por la ausencia de liderazgo.

Guatemala necesita líderes dispuestos a tomar decisiones con firmeza, a no solamente prometer un futuro mejor, sino a trabajar para construirlo. Un liderazgo sólido significa asumir la responsabilidad de implementar cambios, construir consensos y comunicar una visión clara que inspire confianza en las instituciones. La democracia guatemalteca no puede sobrevivir sin líderes que estén dispuestos a actuar con integridad y visión. Guatemala necesita liderazgo que inspire confianza y construya el futuro que su pueblo merece.

Jóvenes por la Transparencia

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