Jóvenes por la Transparencia

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Lourdes Reyes, actual estudiante de Derecho y activista residente antigüeña, reyeslourdes691@gmail, Instagram: Lourdes_.11
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“No se puede cambiar totalmente la suerte de las mujeres, si no se modifican las condiciones generales de la existencia para hombres y mujeres, sin embargo, tampoco el cambio de estructuras modifica automáticamente la situación de las mujeres”. Es un fragmento de la poeta guatemalteca feminista y revolucionaria, cuya voz fue silenciada a manos de un lamentable y sangriento régimen que estuvo en manos de Romeo Lucas García.

Alaide Foppa fue una poeta, escritora, activista feminista, crítica de arte, profesora y traductora guatemalteca, que se vio obligada a exiliarse en el México, en donde mayormente elaboró parte de sus obras literarias. Durante gran parte de su vida vivió fuera de Guatemala, sin embargo en el año 1943, en los umbrales del fin de la dictadura de Jorge Ubico y a poco tiempo de la Revolución del año 1944, Alaide regresa a Guatemala teniendo gran impacto en sus acciones solidarias y su compromiso en su lucha contra la represión y violencia, marcada en este período de la historia de Guatemala, cabe mencionar que algunas de estas acciones, fueron programas de alfabetización y trabajo voluntario en hospitales, entre otros.

Alaide no solo es una gran referente del activismo feminista en Guatemala, sino también a la constante lucha por la libertad de expresión y los derechos humanos, parte de su legado empieza a formarse cuando Alaide se convierte en la primera persona en impartir un curso en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), llamado “Sociología de las Minorías”, siendo el primer curso de sociología sobre las mujeres en una universidad latinoamericana. En el año 1976, fundó junto a Margarita García Flores y Elena Urrutia, la revista Fem, siendo esta la primera revista feminista de América Latina. Tomando estos dos puntos como algunos ejemplos de la constante lucha de Alaide, aunque esto le causara un final trágico, eventualmente empezó a involucrarse más activamente en eventos de Amnistía Internacional y se hizo parte de Agrupación Internacional de Mujeres contra la Represión, estableciéndose como un espacio para denunciar la intensificación de la represión, además de recopilar y examinar información relevante sobre el tema en diversos medios. Lamentablemente, aunque Alaide fue referente de esperanza para muchas personas obligadas a vivir en el silencio, estos actos libertadores la colocaron en el ojo de la tormenta, siendo vista como “rebelde” por sus ideas llenas de libertad y esperanza de un cambio.

En consecuencia, a las constantes denuncias de violaciones de derechos humanos estando bajo un régimen autoritario, fue de absoluto disgusto para el gobierno de ese entonces, ya que cualquier tipo de cuestionamiento hacia las formas de ejercer el poder era impensable y lamentablemente tenían duras consecuencias. Es así que en el año 1980, luego de haber sido recibida como exiliada política en México, retorna a Guatemala en un breve viaje cuyo objetivo no era de gran relevancia, sin embargo es la última vez que se ve a Alaide con vida un 19 de diciembre, para luego ser víctima de una de las tantas desapariciones forzadas y un mensaje claro de mantener el silencio ante cualquier injusticia o ante cualquier intento de mejora para los guatemaltecos.

Se difundió el rumor que fuerzas paramilitares vinculadas al gobierno, siguiendo las órdenes del general Fernando Romeo Lucas García, fueron responsables de su desaparición y posterior asesinato, a pesar de no poder ser comprobado. Organismos internacionales exigieron su regreso con vida, pero sus peticiones no tuvieron éxito.

Es importante recordar, como fue que una mujer revolucionaria tuvo gran impacto, no solo a nivel nacional, sino a nivel latinoamericano, siendo una referente de lucha por el pueblo y un símbolo de valentía y esperanza en tiempos oscuros. Este es un llamado a actuar con perseverancia y compromiso ante las injusticias que hoy en día se viven, es un llamado a la juventud de hoy que lucha con tener un país mejor en un futuro no muy lejano y que nuestras ganas de alzar nuestra voz, sea mayor a quedarnos indiferentes ante las distintas desigualdades que se viven día a día. Alaide es un símbolo de amor al país y aunque en el presente año se ofrecerán disculpas públicas por su desaparición forzada, es importante recordar que no basta con ofrecer disculpas para compensar una lucha tan valiosa y genuina como la de Alaide.

Hagamos conciencia, en cómo podemos aportar individualmente al cambio de un país, que pide a gritos tener más personas como Alaide, dispuestas a luchar por el bien común de los guatemaltecos.

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