Jean Carlos Porras Marroquín, antigüeño, artesano, activista y estudiante de Derecho en la Universidad de San Carlos de Guatemala enfocado en Derecho Constitucional y Derecho Penal. Miembro del Colectivo Antigua Exige.
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La trayectoria histórica de Guatemala está signada por gobiernos que, en lugar de priorizar el bienestar general, han privilegiado los intereses de una élite reducida. A lo largo de los años, las administraciones del Estado han demostrado una ineficacia crónica en abordar las cuestiones más urgentes, tales como la pobreza, la educación y la salud pública. Esta ineficiencia ha impedido la transformación y el desarrollo del país en una entidad autosuficiente, manteniendo a la mayoría de los guatemaltecos en una lucha perpetua contra la desigualdad, la inseguridad, la falta de oportunidades de trabajo, entre otras muchas.
Es importante que los guatemaltecos despierten ante las falacias perpetuadas por los políticos partidistas, quienes, mediante promesas engañosas, acceden al poder para luego traicionar al país. La participación activa de las nuevas generaciones es de suma importancia, dado que representan al futuro de Guatemala y deben estar preparadas para confrontar la corrupción que emanan en las instituciones públicas. Esta corrupción no solo entorpece el progreso nacional, sino también perpetúa un ciclo de inestabilidad que afecta a las futuras generaciones.
A pesar de las ceremonias y desfiles que conmemoran nuestra Independencia, tales celebraciones parecen superficiales cuando confrontamos la realidad actual del país. El ideal de soberanía que proclamamos cada año sigue siendo una ilusión cuando observamos la influencia dominante de países externos en la economía y la política, así como la subordinación de nuestras instituciones a los intereses de unos pocos. La verdadera independencia resulta inconcebible mientras el poder económico continúe dictando las decisiones políticas que deberían responder a las necesidades del pueblo.
La participación ciudadana, en particular la de las nuevas generaciones, debe constituirse en el eje primordial de cualquier transformación política que aspire a un verdadero progreso. No obstante, este impulso juvenil no puede menospreciar la experiencia acumulada por las generaciones mayores, especialmente aquellos que han dedicado su vida al estudio de la política guatemalteca y al servicio público. Solo mediante la confluencia entre el vigor de la juventud y la sapiencia de los más experimentados se podrá gestar un cambio profundo y duradero. Este proceso transformador debe enraizarse en el sistema educativo desde sus niveles más básicos hasta las esferas universitarias, asegurando que las futuras generaciones se formen con una conciencia crítica. Sin una educación robusta, la sociedad se arriesga a reproducir los errores del pasado.
Para que Guatemala pueda aspirar a una verdadera independencia, es fundamental que sus ciudadanos se involucren activamente en la esfera política, exigiendo transparencia, justicia y equidad. La participación ciudadana no debe restringirse a los actos electorales periódicos; debe evolucionar en una vigilancia constante y una presión continua sobre los gobernantes, para asegurar que respondan a las necesidades del pueblo y no a los intereses económicos que los rodean. Solo con una ciudadanía comprometida será posible resguardar los valores fundamentales de una democracia real.
Si deseamos avanzar hacia una soberanía auténtica, el país debe adoptar medidas para mitigar la influencia externa en sus decisiones y fortalecer sus instituciones desde un enfoque interno. Solo mediante una reforma profunda, tanto en el ámbito económico como político, Guatemala podrá alcanzar la independencia real que tanto anhela, una independencia fundamentada en los principios de justicia social y equidad.
Es hora de que todos, desde jóvenes hasta mayores, tomen conciencia y asuman la responsabilidad de ser agentes de cambio. No podemos permitir que la indiferencia y la ignorancia sigan dictando el rumbo de nuestro país. La transformación de Guatemala no es una opción, es una necesidad urgente.
“La verdadera independencia de Guatemala será cuando nos libremos de la corrupción, la desnutrición, la pobreza extrema y el analfabetismo. La celebración no tendrá un desfile del ejército porque lo lograremos con educación y no con armas”. -Luis von Ahn, creador y fundador de Duolingo.