Karen Rivero
Médico y Cirujano
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Cuando una mujer descubre que está embarazada, -enfrenta diversas circunstancias que afectan su vida cotidiana. Asiste a sus controles prenatales con el interés de observar cómo una nueva vida se desarrolla dentro de ella y el futuro que les aguarda. Sin embargo, para el personal de salud,- la situación es diferente, ya que deben tener en cuenta las elevadas tasas de mortalidad materna que se registran en el país.
Los peligros observados por el personal de salud son significativos y, en su mayoría, las causas de posibles decesos son prevenibles. Según datos preliminares del año 2022 presentados por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), actualmente, enfrentamos 257,016 casos de muertes maternas. La Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia presentó el informe anual sobre los avances en el cumplimiento de la Política de Desarrollo Social y Población en 2022, en la cual se propuso reducir la mortalidad materna en un 15 por ciento a corto plazo. Objetivo que no ha sido cumplido.
Dentro de esta política se plantearon una serie de acciones para contribuir a esta reducción, como la estrategia de manuales para el monitoreo y control de calidad de la atención materna. Sin embargo, estos manuales ni siquiera estaban traducidos a las 22 lenguas mayas de nuestro país. Asimismo, acciones como la realización de talleres sobre el uso de misoprostol por comadronas durante la atención del parto y el posparto domiciliario no son eficaces debido a la barrera lingüística que se genera entre la población y los capacitadores. También la falta de insumos para atender emergencias durante el parto, como el número reducido de ambulancias, es preocupante. En este contexto, he sido testigo de cómo los pobladores auxilian a las gestantes en camionetas o vehículos particulares. Las estrategias para la reducción de la mortalidad materna han sido ineficaces, como se refleja en el aumento de muertes maternas.
Los guatemaltecos conocen el panorama presentado en 2023 por el gobierno anterior frente al cambio de administración. Ninguna institución gubernamental ha presentado datos sobre la cantidad de muertes maternas ocurridas en 2023, las cuales se presume que están en aumento. Los múltiples fallos en la implementación de estrategias gubernamentales para reducir la mortalidad materna en Guatemala, como las barreras lingüísticas, la falta de recursos y la ineficacia de las políticas, son problemas críticos que deben abordarse para mejorar la situación. Además, la falta de transparencia en la presentación de datos recientes es un área que necesita atención urgente para garantizar un seguimiento adecuado y la implementación de soluciones efectivas.
Desde mi perspectiva como médico, es imprescindible que el gobierno actual y las nuevas autoridades de salud implementen estrategias más efectivas para reducir la mortalidad materna en Guatemala y mejorar la atención prenatal y obstétrica. Que se pongan en funcionamiento acciones como invertir en infraestructura y recursos, o adaptar las políticas a las realidades culturales y lingüísticas del país. Solo a través de un enfoque integrado y coordinado se podrá reducir la mortalidad materna y asegurar que todas las mujeres tengan acceso a una atención segura y de calidad durante el embarazo y el parto. Es esencial establecer sistemas de monitoreo y evaluación que permitan identificar y abordar rápidamente las barreras y desafíos que enfrentan las mujeres embarazadas en diferentes regiones del país.