Jóvenes por la Transparencia

post author
Lidia Ortega Tablas
lidiaortegat12@gmail.com
Instagram: @_tablast

 

El hombre, como especie, es un ser sociable, aunque la individualidad es un tema en el que se ha insistido continuamente. El hombre es bueno para compartir desde una sonrisa hasta un chismorreo completo, pero ¿realmente es necesario esto último para el funcionamiento de la sociedad? Aunque parezca un chiste, nuestro lenguaje, según Harari, ha evolucionado para comunicar no solo información valiosa de nuestro entorno, sino también, e incluso más importante, para comunicarnos acerca de lo que sucede en el ambiente en que vivimos y con los miembros que lo conforman: qué es lo que hacen o cuál es su papel en el grupo en que vivimos.

Es así como podemos identificar y percibir a los miembros de nuestra sociedad, sabiendo qué hacen y cómo lo hacen; lo que nos permite comprender su importancia en nuestra sociedad. A su vez, también entendemos el porqué nos satisface conocer sobre algún logro o fracaso; e,  incluso, me animo a decir que estos últimos causan una cierta intriga y morbo que nos motiva a conocer más de ellos, ya sea por el solo hecho de conocer y no cometer el mismo error, y no como por el deseo de ayudar.

Esto va concatenado con el porqué un “chisme” de un servidor público es mucho más interesante que cualquiera de las acciones que pudo haber tenido,  porque nos motiva más conocerlo de manera personal para sentirnos parte de su círculo cercano, aunque esto sea con base en rumores, que de lo que en realidad sucede.

En el contexto actual, nos interesa mucho más saber cuál es la relación que tiene cada funcionario público con su jefe inmediato o no tan inmediato, que tener alguna idea sobre las capacidades de esa persona para ejercer su cargo. El conocer un rumor no nos aleja de conocer el valor que puede agregar esa persona; incluso, en algunos casos puedo mencionar que nos acerca a esta, porque nos despierta el interés por su valor en un cargo público y valorar realmente si puede contribuir a este. Pero debemos aprender a investigar a ese funcionario y no solo dejarnos llevar por un chisme, sino indagar hasta llegar a la verdad.

¿Podemos cambiar esto y buscar la verdad? Claro, sin embargo, es ir en contra de nuestra propia evolución. Sin mencionar que los medios de comunicación saben de esto; por lo que las noticias sensacionalistas son más rentables y,  por tanto,  son las que más se venden ante la comunidad. Es parte de nuestra responsabilidad como ciudadanos buscar la información en medios oficiales, porque a pesar de que tenemos la información a un par de clics, pareciera que está enterrada en mil bibliotecas. Esto se debe a que en las páginas gubernamentales parece que se necesita un manual para su navegación, cuando siendo información pública debería ser de fácil acceso y manejo.

Finalmente, me quedo con que un chisme puede ser la mejor estrategia de relaciones públicas cuando es bien manejado, o puede ser la cáscara de banano que haga caer toda una imagen. Ante la duda, mi mejor recomendación es buscar la verdad por medios oficiales e incluso investigando, y así romper con cadenas de desinformación que incluso nos causen incertidumbre por las razones equivocadas.

Artículo anteriorAmbiente cálido prevalecerá este martes; se espera lluvia en el sur y occidente
Artículo siguienteSeparación de poderes